Por: Mijael Garrido-Lecca Palacios

Hoy en los Estados Unidos se decidirá –entre otras cosas- la posibilidad de legalizar el cultivo, posesión, consumo y comercialización de marihuana en el Estado de California.
De acuerdo con sondeos que se han venido realizando últimamente, se sospecha que la probabilidad de que esta medida se apruebe es baja, sin embargo, permite poner –una vez más- sobre la mesa de debate un tema tan polémico como éste.

Posiciones a favor y en contra de la legalización, tanto de la marihuana, como de las demás drogas, han sido ya expuestas por especialistas que integran ambos bandos, en diversas publicaciones y opiniones de corte político, jurídico, económico y hasta religioso.

Si bien la sola idea de proponer el tema en el Perú resulta complicada, por ataduras y conservadurismos inherentes a nuestra realidad, esta nota no pretende abordar aquella discusión. Tampoco pretende convencer a nadie de que piense de una u otra forma. La idea es simple: el análisis económico ha sido -con harta frecuencia- utilizado para explicar los problemas que trae consigo la prohibición de las drogas. No obstante, el análisis económico suele ser complejo de entender. Por lo tanto, presento a continuación una simplificación:

Expondré brevemente, y del modo más sencillo posible, las ideas que impulsan a aquellos que bogan en pos de la legalización de las drogas. Veamos:

Los argumentos por los cuáles el Estado suele intervenir en el libre comercio de las drogas suelen ser bastante parecidos a los siguientes:

i) Le hacen un daño científicamente probado a los ciudadanos que las consumen.
ii) Enriquece exponencialmente a los traficantes que ilegalmente las comercializan.
iii) Genera violencia entre los ciudadanos.
iv) Daño a la moral pública.

La mención de las premisas anteriores nos será útil no solamente como punto de partida, sino para decir algo que suele no ser comprendido: las personas que creen en legalizar las drogas también consideran –en la mayoría de los casos- cierto todo lo anterior, y es justamente por éste análisis que consideran que la prohibición es lesiva.

El primer concepto que abordaremos en esta explicación es el de elasticidad. A pesar de tener un nombre complejo, es un concepto bastante sencillo: la demanda por un bien, es decir la cuantificación del interés de un grupo de individuos por ese bien determinado puede ser elástica o inelástica. Ésto quiere decir qué: frente a variaciones en el precio del bien, los individuos tendrán mayores o menores probabilidades de dejar de consumirlo y empezar a consumir un bien sustituto, o en otras palabras: un bien que satisfaga de igual manera el interés en los consumidores.

Por ejemplo: si mañana el precio de su bebida gaseosa favorita pasase de S/. 1 a S/.1.50, probablemente usted seguiría comprando la gaseosa ya que el beneficio que le otorga tomar esa gaseosa -y ninguna otra- será aún mayor que el costo extra de 0.50 centavos que estará usted pagando. Ahora, si le dijese que dentro de una semana el precio de su gaseosa favorita ya no es de S/.1.50, sino de S/.5 usted, probablemente, pasará a consumir otra gaseosa que cueste S/.1, o S/.1.50 debido a que el beneficio será ahora menor al costo.

Pongamos ahora otro ejemplo: digamos que usted es diabético, y necesita inyectarse regularmente insulina, para poder continuar con sus actividades diarias y preservar su salud. Si estaba usted acostumbrado a pagar –por ejemplo- S/.100 por una cantidad determinada de insulina, y –repentinamente- el precio de este bien se disparase a S/.800 por la misma dosis, es bastante probable que a usted no le quede otra alternativa que dejar de gastar en otras cosas y comprar su dosis de insulina sin importar la variación en el precio. Todo lo anterior es porque la satisfacción subjetiva que a usted le confiere la insulina va a ser casi siempre superior –en términos de beneficios- al costo, sea cual sea.

Podríamos entonces decir qué: la insulina es un bien de demanda inelástica, mientras que su gaseosa favorita es un bien de demanda elástica. Ahora, es importante aquí detenernos para reflexionar sobre un aspecto del análisis económico: la utilidad que la adquisición de los bienes, sean cuales fueren, le otorga a las personas es siempre individual y subjetiva. Por lo anterior es útil la aplicación de éste análisis cuando se puede comparar a un bien con otro –como en el ejemplo-. Debemos decir también que este análisis costo-beneficio se da siempre, conciente o inconcientemente en los consumidores. Cada individuo busca siempre maximizar su beneficio.

Aterricemos en el tema de las drogas entonces: la demanda por una droga es un extraordinario ejemplo de inelasticidad. La adicción que a todas luces el consumo de la droga genera en las personas logra que: frente a variaciones en el precio de la droga, los consumidores estén dispuestos a pagar más por una misma dosis. ¿Ó se imagina usted a un cocainómano pasando de consumir coca a consumir chifles por un cambio en el precio? Las personas que han desarrollado una adicción van siempre a ponderar mayor el beneficio de una dosis de droga al costo monetario de esta.

Entonces: ¿qué es lo que pasa cuándo se prohíbe el comercio de un bien? Allá vamos:

En primer lugar se generan costos inmediatos por la prohibición. Se crean –por ejemplo- unidades especiales en la Policía para combatir la producción del bien, y otras unidades para combatir la comercialización. Imagine usted el resto de costos, que son bastante evidentes: desde perros en los aeropuertos hasta helicópteros para buscar cultivos de los insumos necesarios para producir una droga u otra. Ahora ¿no está el Estado para eso? Para proteger a sus ciudadanos de la violencia. Si, pero no lo logra. Veamos porqué:

Otro concepto económico –bastante más sencillo- es la natural fijación de los precios de los bienes en base a oferta y demanda. Es decir: en base a la escasez de un bien, este adquiere un mayor precio. Ahora, es aquí clave comprender que la escasez queda determinada en base a la cantidad de un bien que se pide, y no necesariamente a la necesidad de los consumidores por tenerlo. Es por ésto que un diamante cuesta más que una botella de agua. Si usted tuviese que elegir entre los dos mañana, optaría probablemente por el diamante, ya que el agua no es –en situaciones normales- escasa. Pero, ¿Qué pasaría si estuviese usted en un desierto? ¿Agua o diamante? Agua.

La escasez nos ayuda entonces a comprender como se fijan los precios. Imagine usted que cinco personas tienen una manzana para vender cada una, y cinco personas tienen un sol cada una para invertir en la compra de manzanas. Sencillo: cada manzana costará un sol. Imagine ahora que las primeras cinco personas siguen teniendo al día siguiente cinco manzanas, pero aparecen esta vez diez personas para invertir en manzanas. Probablemente lo que terminará sucediendo es que los primeros cinco venderán sus cinco manzanas a quienes le ofrezcan un poco más de un sol: el precio ha subido.

Aterricemos nuevamente en el tema de las drogas: cuándo un Estado prohíbe la libre comercialización de las drogas, incurre –en primer lugar- en los varios costos que antes señalé, sin embargo genera también mercados negros. Debido a que los consumidores no están dispuestos a renunciar a su consumo de la droga, la buscan ilegalmente. Y… a demanda ilegal: oferta ilegal. En otras palabras: narcotráfico. Ésto último quiere decir: violencia.

Ahora, poniendo todo lo anterior en uso:

Imagine usted que el Estado encuentra mañana diez toneladas de cocaína y las quema. ¿Qué sucede? Lo siguiente: la cantidad de personas que quieren sus dosis de cocaína no disminuye, pero la cantidad de cocaína en el mercado si ha disminuido, por tanto tenemos lo que se llama una contracción en la oferta. Osea: menos cocaína, pero igual cantidad de cocainómanos. Entonces: la cocaína sube inmediatamente de precio.

Ahora, como ya hemos explicado, la cocaína –por seguir con el ejemplo- es un bien de demanda inelástica, por lo que los consumidores no reaccionaran cambiando de bien consumido frente a una variación en el precio. Es decir: hay ahora el mismo número de drogadictos dispuestos a pagar más dinero por menos cantidad de droga.

Bien, ¿Qué cree usted que es lo que hace un drogadicto para conseguir dinero? ¿Pedir un préstamo? ¿Trabajar horas extra? No pues: robar. El robo puede ir desde la pituca situación de robar la platería de la abuela, hasta los más terribles acuchillamientos y golpizas por conseguir unos soles más. Entonces…¿más violencia? Si.

Peor que lo anterior es lo siguiente: digamos que las diez toneladas con las que empezamos el ejemplo pertenecían a un narcotraficante “X” que se fue a la cárcel. Bueno, los narcotraficantes “Y”, “Z” y “M” no solamente venderán ahora su “mercancía” más cara y ganarán más dinero, sino que generarán un incentivo perverso –con su nueva riqueza- a que nuevos productores ingresen al negocio de la cocaína.

En conclusión:

i) El daño que la droga le hace a los ciudadanos que la consumen es exactamente igual si la droga es legal o ilegal. (Siendo atrevidos podríamos decir que si fuese legal, la calidad de la droga sería más pura, y por tanto menos lesiva debido al incremento en la calidad generado por la competencia, pero en fin…)
ii) Los traficantes no van todos presos, no seamos ingenuos, sino que si logran evadir a la justicia se convierten en más ricos con cada competidor que va preso.
iii) La violencia que genera la prohibición podría ser -siendo bastante ortodoxos en el análisis- muy superior que la violencia en mercado libre, ya que los drogadictos no suelen ser violentos cuando están drogados, sino cuando necesitan droga.
iv) Sobre el daño a la moral pública no puedo decir nada. En mi opinión la moral es individual. Su moral no es la mía. El intento por homogenizar objetivamente un concepto de moral resulta siempre un atentado contra las minorías. Estoy en contra del consumo de drogas, por eso no me drogo.

Espero, con la nota, haber explicado los motivos que impulsan a algunos (como yo) a ponderar la posibilidad de legalizar la comercialización de las drogas, a pesar de estar en contra del consumo, y ser concientes del daño que generan. Es, sencillamente, un tema de eficiencia. Si bien es idílico pensar que el Estado erradicará el consumo y el comercio de drogas prohibiendo ambos, no es realista. Busquemos eficiencia, y tengamos en cuenta, como diría el gran Mick Jagger qué cuando el Estado regula: you can´t always get what you want.

15 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo Mijael

    No olvidar que el uso responsable de plantas como la marihuana y la coca se ha venido realizando desde épocas ancestrales por comunidades indias y andinas, respectivamente, con fines medicinales y espirituales.

    Hoy en día no solo les podemos dar dichos usos, sino abren una infinidad de posibilidades como materia prima para el desarrollo industrial de alimentos, bebidas, medicinas, textiles, entre muchos otros.

    Necesitamos libertad de información para combatir la ignorancia.

    LMC

    • De acuerdo contigo LMC, y muchas gracias por los argumentos en tu comentario planteas, ayudan -sin ninguna duda- a reforzar la idea que planteo.

      Saludos,

      Mijael.

    • Hola Psicólogo:

      Gracias por el aporte. De acuerdo, el modelo holandés ha demostrado rendir interesantes frutos; no obstante, es de cardinal importancia tener siempre presente que el «injerto» de formas foráneas para solucionar problemas nuestros debe hacerse con precisión, detalle y apoyo interdisciplinario (sociología, psicología, etc).

      Saludos,

      Mijael.

    • Sí, Anónimo, la comercialización ilícita de productos genera corrupción, por lo que he escrito un artículo señalando que la compra y venta de la marihuana -y otras drogas- debería (idílicamente; digo esto porque es muy complejo ejecutarlo) darse dentro de los márgenes de la ley.

      Ahora, debo puntualizar que tu ironía -anónimo- es de una finura bastante sofisticada; eres un trome.

      Qué Dios te bendiga,

      Mijael.

      • Comparto plenamente su posición sobre la legalización Mijael. Ahora, su sarcasmo con el Sr. Anónimo no cae muy bien y hasta se percibe algún aire de superioridad que, estoy seguro, usted no necesita dárselo. Espero lo tome como una muy bien intencionada sugerencia. Saludos,

        Mario

        • Hola Mario,

          Le agradezco en primer lugar por el comentario, y se que su intención a la hora de dejarlo es la mejor.

          Es justamente la intención del Sr. Anónimo la que motivó mi respuesta.

          Su ironía con respecto a la corrupción (que viene al caso por mi vínculo con mi padre, quién fue ministro hasta el tema de los petro-audios) me parece una bajeza. Sobre todo si se tiene en cuanta que el correo electrónico desde el que remite el comentario es falso. (Tengo acceso en mi calidad de administrador a esa información).

          Tomo su sugerencia del mejor modo, porque su intención es la mejor.

          Saludos,

          Mijael.

  2. Me parece un artículo muy superficial. Creo que para hacer una propuesta de esta naturaleza deberías remitirte a un mayor y no limitado análisis, considerando por ejemplo; fuentes, estadísticas, políticas de gobierno, tipo de población donde se ha puesto en marcha la legalización de drogas. Buscar cómo ha impactado esto en otras experiencias, no sólo en Holanda.
    Haciendo una investigación el artículo sería mucho más potente y no una mera opinión en base a supuestos y a una supuesta eficiencia. Los que tienen poder de opinión, más si se estudia Derecho, tenemos que hacer comentarios más maduros no sólo con base jurídica sino interdisciplinaria (social, económica, antropológica, etc).

    • Hola Jimena.

      Muchas gracias -antes que nada- por el comentario que me has dejado. A continuación mis opiniones:

      A mi no me parece un artículo muy superficial, aunque respeto tu opinión.

      Cómo habrás visto, la idea de esta nota no era presentar un proyecto de ley al Congreso, ni llevar a cabo una investigación de Tesis, sino más bien presentar de modo simplificado (confesión que hago en el artículo) un tema que suele ser incomprendido por los cimientos económicos sobre los que su cabal asimilación estriba.

      De hecho, como cuento también en las primeras líneas, la idea que expongo no es mía, y no me parece una tan buena idea investigar sobre temas que ya han sido exhaustivamente investigados, con el uso de fuentes, estadísticas, políticas de gobierno (¿?), tipos de población y análisis en base a comparación. Si te dejas ayudar por Google, comprobarás -rápidamente- que las investigaciones que reclamas existen y es más: abundan.

      Personalmente prefiero invertir mi tiempo investigando sobre temas nuevos, de manera que pueda contribuir a la discusión académica en áreas en las que hay poco trabajo, o en las que tenga una opinión diametralmente opuesta a las ya existentes. Este no es el caso.

      Yo creo que todos tenemos poder de opinión; algunos no lo ejercitan y otros no tienen opinión; sin embargo, no veo como una nota en la que busco justamente explicar un tema complejo sin complicaciones pueda llegar a ser inmadura. Es más me ataca una duda que no puedo dejar de compartir contigo:

      En términos claros ¿qué es lo que vendría a ser un «comentario maduro»?

      Me permito apuntar que -curiosamente- y de acuerdo a mis ideas el artículo aborda temas jurídicos, sociales (interacción de individuos en comunidad), económicos (creo que he usado un par de términos prestados de esa ciencia) y antropólogicos (entendimiento de cómo las personas maximizan sus beneficios).

      Lamento mucho que mis ideas no estén a la altura de tus expectativas, puede -siempre- que esté equivocado, aunque creo que las personas que dicen cosas complicadas de modo complicado es porque no las entienden de modo sencillo.

      Saludos cordiales,

      Mijael.

  3. Jimena, no es un artículo demasiado profundo, es verdad, pero tu crítica me parece injusta y hasta algo pedante y de mala leche. E, irónicamente, no está bien redactada. Críticas poco constructivas como la tuya desincentivan a los jóvenes a realizar investigaciones así como las quieres. Además, por Dios, ¡esto no es una tesis doctoral!. «Poder de opinión» (?) posiblemente lo tengan pocos, pero la libertad de expresión es un derecho fundamental que tenemos todos y que debemos respetar, «más si se estudia derecho».

  4. Excelente articulo Un beneficio de la legalizacion de las drogas tambien es la disminucion de los fondos en terminos monetarios para los terroristas.

  5. Mijael,

    Te saludo desde El Salvador para felicitarte por el artículo. Me parece un excelente artículo, redactado con estilo, con buen contenido y bien simplificado. Claro que en estos temas es difícil abordar la problemática en su totalidad y como columnista hay que tomar decisiones en cuanto a lo que se escribe y lo que no (por cuestiones de cantidad de caracteres e interés del lector). Me parece que haces un buen análisis económico en pocas palabras. Como decían anteriormente, no haces una tesis doctoral.

    Yo también soy un joven columnista y te dejo un escrito que hice en noviembre sobre el tema. El mío es un artículo de 650 caracteres (por reglas de la página) y obviamente me quedé con ganas de profundizar más. Pero aún así lo comparto ya que me muestra mi reflexión -en versión condensada- del tema.
    http://mediolleno.com.sv/politica/2107/hablemos-sobre-la-legalizacion-de-las-drogas

    Saludos,

    Gabriel Gutiérrez Gallardo
    Jefe columnista de Política de http://www.mediolleno.com.sv
    Twitter: @GabrielGut

  6. Estoy completamente de acuerdo con Jimena, el artìculo no es profundo y yo no creo que ella -como yo- esté esperando una tesis doctoral, pero sí algo nuevo. Es curioso que el autor diga que quiere investigar cosas nuevas y escriba de un tema tan desgastado como la legalización de las drogas sin aportar absolutamente nada nuevo.
    Más allá de eso, la redacción del artículo es terrible y tiene errores ortográficos. Entiendo que uno se pueda equivocar, pero si vas a publicar algo en el portal de una institución, tiene que estar impecable. Pídele a alguien de Semana Económica que te revise tus textos, hombre.
    Saludos,

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