Desde que se auguraba una segunda vuelta entre el nacionalismo y el fujimorismo, situación trágica para cualquiera apegado a las causas de la libertad y la democracia, un sinnúmero de opinólogos han cubierto sus columnas con variadas interpretaciones de la moral, las buenas costumbres políticas y el modelo económico, supeditando -siempre- este último a los primeros.

Las razones son siempre las mismas: el dinero está apegado, en el imaginario popular, como un fin innoble e incluso despreciable, ya que enfrenta -supuestamente- a los hombres en un acto de barbarie materialista. La dicha, para ellos que son de clase media y alta, es el notorio desprendimiento del fin económico, demostrando una ignorancia mayúscula sobre los beneficios que brindan la división del trabajo, el desarrollo institucional, las bondades del intercambio y otros aspectos económicos en la vida de millones de peruanos.

Durante los últimos veinte años, un grupete de acomodados analistas ha denostado equivocadamente la liberalización económica; hoy, y no por casualidad, son los mismos que se arropan de un moralismo kantiano definiendo cuál propuesta política merece un salto de fe y cuál, sencillamente, es indebidaab initio. En esta irresponsable y malsana visión, podemos -supuestamente- escoger entre bagajes morales, como si los mismos representaran conjuntos objetivos de fortalezas y debilidades (cuando a lo mucho es la sensación subjetiva de hechos, tamizados por la cultura, ideología y calidad de vida del estimador).

Sobre lo que sí podemos, no obstante, permitirnos articular un ejercicio más prudente y acucioso es, justamente, sobre lo económico; ello nos facilita, además, el realizar inferencias sobre la viabilidad política de los ofrecimientos, así como trasluce determinadas intenciones morales para el prolijo observador. En mi humilde opinión, no hay nada más inmoral que la pobreza, y eso se determina por las prácticas económicas ofrecidas.

La política, la economía y la moral podrían pues ir de la mano. Las alternativas que nos presenta la segunda vuelta en estas elecciones, lamentablemente, no. De uno desconfiamos en los tres campos: consideramos que acabará en una dictadura militarista a-la-Chávez, empobrecerá a millones de compatriotas y nos infiltrará inevitablemente en el fango más mugriento de los mercantilismos caribeños. De la otra desconfiamos en dos campos, lo cual señala que de igual forma no se deben girar cheques en blanco.

Si se trata de ordenar estos tres ejes de análisis, habría que partir por definir el objetivo. Y en ello, lamentablemente, no existe acuerdo. En mi visión, por ejemplo, debiera primar la reducción de pobreza, lo cual me inclina la balanza por uno de los dos caminos.

4 COMENTARIOS

  1. Sería mostro que Themis organice un debate entre Juan José Garrido y algún representante de ese «grupete» que critica el actual modelo económico. Les suelto un nombre: que debata con Felix Jimenez. Creo que el público saldría ganando.

    Y un comentario, ¿en qué periódicos andan diciendo que el dinero es algo innoble y despreciable? Lo más importante, muy aparte de que cite algún blog que diga eso, es que las criticas al actual modelo no parten de esa premisa. Por el contrario, se enfocan en la mala redistribución que hay, del mismo.

  2. Entiendo que el autor se ha referido a que los dos campos en los cuales el fujimorismo le genera desconfianza (aunque se podría argumentar por la certeza), respecto su falta de idoneidad, son la política y la moral; y que se siente seguro con esta opción respecto a la economía. En ese sentido es extraño que se asuma una sensibilidad particular del fujimorismo por la inmoralidad de la pobreza, lo cual por cierto es una calificación valorativa que proviene de la subjetividad del autor, actitud que critica previamente.
    Habría que recordar en ese caso, para dar unos ejemplos, que: i) Fujimori padre está condenado por los 15 millones de “CTS” entregados a Montesinos para su fuga y silencio; ii) CARETAS ha publicado oportunamente una lista de funcionarios del gobierno fujimorista condenados por corrupción, lo cual incluye saqueo del erario nacional http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=926&idSTo=591&idA=51946 ; iii) la candidata fujimorista pidió palmas para su padre luego de los resultados de la primera vuelta, y reivindicó su gobierno como el mejor de nuestra historia; iv) en el último debate afirmó que «saben» cómo atender los problemas del país porque ya lo han hecho antes (refiriéndose al gobierno del 90). En ese sentido, difícilmente se puede creer que realmente existe algún tipo de interés por la economía de los peruanos de parte del fujimorismo, cuando su candidata felicita y pretende emular el robo como práctica económica.
    Dicho sea de paso, sin pretender tomar partido, habría que tomar en cuenta el por qué el 31.7% de peruano, por el contrario, sí considera que el nacionalismo tendría mayor sensibilidad con la pobreza, por sobre el modelo redistributivo al que el fujimorismo daría supuesta continuidad, y del que son deudores.

  3. si el proceso que se esta dando no es democratico entonces que es; grandes democratas respeten la eleccion del pueblo y si no saben perder… APRENDAN
    ¡La voz del Pueblo es la Voz de DIOS!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí