La disputa legal entre Apple y Samsung en EEUU ha terminado por dejar al mercado con menos alternativas. A la empresa surcoreana se le ha ordenado retirar del comercio norteamericano varios de sus productos debido a que estos supuestamente atentan contra fórmulas patentadas por Apple. En otros países, como Japón, sanciones similares se han aplicado en contra de ambas compañías, afectando aún más a los consumidores.

El escenario está puesto para cuestionarse nuevamente: ¿cuál es el verdadero costo social de las patentes? O en otras palabras, ¿cuál es el perjuicio que asume toda la sociedad en pro de que existan patentes? Y, finalmente, ¿vale la pena asumir este costo? Luego de este breve análisis, invito al lector a hacerse estas preguntas y a responder según su criterio.

La respuesta más clara parece ser que el perjuicio (o costo) social que genera una patente es el hecho de que se le otorgue el monopolio de la producción de un bien a la empresa que lo patentó (no necesariamente a la que lo inventó). Es decir, la sociedad acepta que tendrá un único proveedor durante 20 años, a cambio del beneficio que recibe por que se haya inventado un producto útil y nuevo.

Pero ese no es el único costo.

En 1967, Gordon Tullock (economista co-inventor de la teoría de Public Choice) publicó uno de sus más reconocidos artículos: The welfare costs of tarifs, monopolies and theft (Los costos de bienestar en las tarifas, los monopolios y los robos). En él, el autor rescata que el costo social de los robos no se encuentra únicamente en aquello que es robado, sino que ello debe sumarse a todos los costos en los que incurrimos las personas para evitar que nos roben (candados, seguros contra robos, etc.), a los costos que asume el Estado para reprimir los robos (policía, políticas anti-robo, etc.) e incluso a todos los costos en los que incurren los ladrones para poder robar (los riesgos asumidos, el desarrollo en las técnicas de robo, etc.), en lugar de invertir ese tiempo y esfuerzo en actividades socialmente más productivas.

Haciendo una analogía, el autor explica que el verdadero costo social de los monopolios no está únicamente en la cantidad de commodities que se dejan de consumir por el alza en los precios, sino que ello debe sumarse a todos los costos en los que incurren las empresas para protegerse del ataque de sus competidores que quieren obtener un monopolio (demandas, campañas de publicidad agresivas, etc.), a los costos que asume el Estado para evitar que existan monopolios (las políticas antitrust que en el Perú son impulsadas por el INDECOPI) y principalmente a todos los costos en los que incurren las empresas para poder logar ser ellas mismas las que ejerzan el monopolio de aquello que ofrecen.

El planteamiento de Tullock es simple: si nadie robase, las personas no tendríamos que invertir en bienes y servicios que nos protejan de los robos, el Estado no tendría que gastar en políticas anti-robos y los propios ladrones podrían dedicar los recursos que antes le dedicaban a robar a activadades alternativas, como trabajar legalmente. Del mismo modo, si no existiesen los monopolios, empresas como Samsung no tendrían que invertir tantos recursos en juicios alrededor del mundo para protegerse de otras como Apple, y quizá ambas podrían dedicarles más recursos a mejorar sus productos.

Más allá de los ya conocidos argumentos en favor y en contra de la existencia de patentes, el de Tullock es un punto muchas veces ignorado. Y es que las patentes no son otra cosa que una herramienta más para alcanzar un monopolio. Su sola existencia incentiva a las empresas a invertir en obtenerlas, de modo que puedan asegurarse la exclusividad de aquello que venden durante algunos años.

El verdadero costo de las patentes, entonces, y según diría Tullock, no sólo está en todo aquello que no se produce debido a que una empresa tiene la exclusividad. Esos costos deben sumarse a todos los recursos invertidos por las empresas en tratar de obtener las patentes (tanto lo invertido por aquellos que logran obtenerlas como lo invertido por aquellas que no lo logran), a todo el tiempo y dinero invertido en juicios por patentes alrededor del mundo (y que no es invertido en usos más productivos) y a todo aquello que hoy no se produce por miedo a violar una patente.

En un mundo con patentes como las que hoy tenemos, empresas como Apple y Samsung le dedican más recursos a competir en las cortes que a competir en el mercado. No sólo eso, sino que nuevas empresas se ven desincentivadas de trabajar para mejorar tecnología previamente inventada, pues tienen miedo de ser demandadas.

En un mundo más inteligente, empresas como Apple invertirían menos en tratar de expulsar a sus competidores del mercado a través de juicios, y más en tratar de hacerlo a través de innovación.

Con todo eso en cuenta, es pertinente preguntarse de nuevo: ¿vale la pena asumir el costo de las patentes?

7 COMENTARIOS

    • Javier, entiendo tu logica. Pero ten en cuenta que al final de cuenta quien asume el costo social de las patentes son los consumidores y justamente lo asumen porque Apple o Samsung significan algo. Es decir, las personas compran determinados productos sea porque estos son un simbolo de estatus social o porque demuestran que quienes los usan son parte de un grupo social (Las personas se identifican con las marcas que usan y con los productos de las mismas).

      Ahora, decir que la existencia de patentes es ineficiente porque estas empresas deberian invertir los recursos que usan para defender sus patentes en innovación es cuestionable. Puesto que las personas y las empresas buscan dejar huella (transender) ¿Por qué no habrías de dejar que una empresa tenga el derecho a defender aquel producto por el que ha invertido tiempo y dinero? Piensa que tu planteamiento termina siendo contraproducente. Puesto que la teoria economica (que en cierta forma es la que estas aplicando) tambien te dice que las personas y empresas invierten en el mercado en tanto que pueden generar ingresos y el tener una patente «asegura» eso. Pero si tu eliminas las patentes desincetivas la investigacion, puesto que el generar patentes ya no seria un negocio. Entonces, si nadie te va a reconocerte por haber creado algo y ves que cualquiera te copia. Es que terminas no teniendo incentivo para seguir inventando y creando.

      Si bien podria aceptar que tu planteamiento provocaria el surgimiento de una ola de jovenes innovadores (puesto que las patentes de las empresas grandes desaparecerían). La fuerza de esta ola se difuminaria cuando los primeros de estos inventores se choquen con la realidad que todo el mundo los está copiando y se verían aplastados por los otros miles de inventores. Además, al desaparecer las reglas (normas) de patentes lo que haces es crear inseguridad. Esto debido a que las personas y empresas invertirían la mayor cantidad de dinero posible por vender un producto de la manera mas rápida posible antes que otra empresa use su plataforma para crear uno nuevo y mejor. Asimismo, también invertirían una fuerte suma de dinero y esfuerzo por asegurarse que otras empresas se demoren en mejorar sus productos.

      Con lo cual de todas formas habria un costo por la falta de patente (el cual seria asumido por el consumidor. Pero como ahora no hay reglas de patentes este costo seria variable puesto que ahora compites con todo el mundo. Co lo cual el costo que actualmente pagas por la «guerra de patentes» seria mucho menor que el costo que pagarias en un mundo en el cual el producto que compras tuvo que pelearse, y lo sigue haciendo, con todo el mundo por mantener su originalidad). Este costo se veria evidenciado en el costo que la empresa asume para que otros se demoren en copiarlo o para que no lo copien (Las empresas mas grandes incurririan en sobornos, mafias, asesinatos, entre otros. Todo esto afectaría a las empresas pequeñas). Además, al no haber reglas de patentes se generaría un desincentivo porque la competencia te copiaria tan rápido que miles de personas terminarían sin poder recuperar lo invertido (por lo menos hoy en día las personas y pequeñas empresas pueden vender sus patentes a las empresas grandes; lo cual les ayuda a recuperar por lo menos lo invertido)…

      Por todo lo antes dicho (disculpa el desorden) considero que eliminar las patentes no es la solución a lo que tu buscas. Porque eliminarlas supone reglas de juego distintas y la interacción de estas nuevas reglas genera efectos distintos a tu pronosticas.

      • Hola Jorge, muchas gracias por tu comentario.

        Lo primero que debo señalar es que lo que yo he hecho aquí es exponer los costos de las patentes, no negar sus beneficios, que sin duda existen.

        Ahora, como imaginarás, yo estimo que esos beneficios no se justifican frente a los costos que asumimos por tener patentes. Creo como tú que los inventores deben tener derecho a reconocimiento de las cosas que crean, pero eso puede lograrse perfectamente a través de otras instituciones como los trademarks (de hecho, el estatus alcanzado por algunas empresas al que aludes al comienzo de tu comentario lo adquieren estas entidades gracias a su marca más que a las patentes que hayan podido otorgárseles; Coca Cola no ha patentado su fórmula, ¿no se ha posicionado fuertemente en el mercado y tiene un estatus?).

        Luego, es cierto que las patentes incentivan la innovación, pero también es cierto que al mismo tiempo la frenan, pues crean monopolios y eliminan la competencia. La pregunta es si la innovación se seguiría dando si no existiesen patentes. Yo tiendo a pensar que sí. Es cierto que eliminar las patentes sería eliminar un incentivo importante, pero no creo que eso haga que se dejen de inventar cosas. Además, otros incentivos han probado ser igual o incluso más poderosos como motores desarrolladores de innovación (por ejemplo, los premios como el Nobel o la distinción de la calidad de tus productos a través de colocar tu marca).

        Finalmente, concuerdo contigo en que eliminar las patentes traería un costo importante. Pese a ello, considero que los beneficios de esta medida serían mayores, en especial si se toma en cuenta que a falta de patentes las empresas no tendrán otra que invertir en innovar para competir y lograr así posicionar su marca como la mejor.

        Saludos.

    • Hola Ricardo,

      Nunca he planteado que las patentes no generen beneficios, sólo remarco cuales son sus costos, para que cada quien responda a la pregunta final según le parezca. Tu respuesta sería que sí vale la pena, asumo. Todo bien con eso.

      Saludos!

  1. Discrepo del contenido del artículo.

    Si bien las patentes otorgan derechos de exclusiva sobre una determinada invención o un modelo de utilidad, existen límites a estos derechos que imposibilitan que se conviertan en un medio para alcanzar un monopolio.

    En primer lugar, para que algo sea patentable, debe, principalmente, ser novedoso, tener nivel inventivo y tener aplicación industrial. Ello quiere decir que toda patente implica un aporte al conocimiento científico. No es que una empresa simplemente destine costos en investigación con el único fin de obtener una patente, sino que ella invierte en una patente que le será rentable en el mercado.

    Ahora bien, una patente no impide que la competencia desarrolle un nuevo objeto patentable sobre la base de la patente original. Es decir, la competencia puede crear algo novedoso y patentable utilizando objetos ya patentados. Por ejemplo, tenemos el invento original de la cinemática en 3D. Sobre este objeto patentado, Apple ha desarrollado un sistema que funcionaría mediante una cámara que detecta la posición de la cara de los espectadores y proyecta diferentes imágenes de tal modo que todos percibirían los diferentes efectos 3D sin necesidad de usar gafas.

    ¿Cómo se origina ello? En toda solicitud de registro de patentes, la entidad competente publica un extracto de la invención/modelo de utilidad para conocimiento de terceros. Esto no sólo permite que terceros con legítimo interés puedan oponerse a la solicitud, sino que, además, los terceros conozcan las novedades tecnológicas de sus competidores. En consecuencia, el mismo sistema de protección de patentes facilita el desarrollo de nuevas patentes.

    Adicionalmente, los derechos de exclusiva sobre una patente tienen una duración limitada en el tiempo (20 años en la mayoría de casos). Pero, en la realidad una invención, por ejemplo, puede llegar a tener una obsolencia en el mercado en una menor cantidad de años. Todo ello, producto de la competencia y el desarrollo de la tecnología.

    En fin, hay no pocas razones por las cuales el sistema de patentes es eficiente, aunque, de hecho, no logra ser perfecto. En realidad, el autor ha tocado un tema de «sham litigation» que no es exclusivo del sistema de patentes.

    • Estimado César,

      Ante todo, muchas gracias por el comentario. La verdad no tengo casi nada que contradecir a lo que planteas, pues lo que dices es cierto y lo has fundamentado bien. Sin duda la existencia de patentes genera bastantes beneficios y no crea monopolios más allá de los que les otorga a quienes ofrezcan al mercado productos novedosos y útiles.

      Debo comentar, sin embargo, que tu planteamiento no invalida el punto principal de mi planteamiento: las patentes generan más costos de los que regularmente vemos. Esto no es negar sus beneficios.

      Ahora, una vez puestos en la mesa los costos y beneficios de las patentes, ya es tarea de cada quien estimar si considera que vale la pena su existencia o no.

      Saludos.

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