Con la llegada del nuevo Presidente del Consejo de Ministros, Cesar Villanueva, el Ejecutivo, una vez más, replantea la forma en que serán llevados a cabo sus principales proyectos. Como es usual en los gobiernos de turno, el cambio de primer ministro puede ser entendido de diversas maneras. Veamos qué nos dice la llegada de Villanueva a la Presidencia del Consejo de Ministros.

En primer lugar, hay una gran diferencia entre Villanueva y sus predecesores. Habiendo sido él presidente regional de San Martín, pareciera que su perfil se inclina más hacia lo técnico, y no tanto hacia lo político. Esto puede ser positivo, en tanto su pragmatismo podría ayudar a impulsar las proyectos pendientes del ejecutivo (inseguridad ciudadana, promoción de la inversión, lucha contra el narcoterrorismo, etc.); sin embargo, podría también ser negativo, considerando que la función del premier dentro del gabinete no está pensada para la realización misma de los proyectos (razón por la cual no se le asigna una cartera propia), sino más bien para llevar a cabo una labor de coordinación que le permita a los demás integrantes del gabinete alcanzar sus propias metas.

Quizá la falta de agenda dificulte un poco la labor de Villanueva, quien en su región estuvo acostumbrado a llevar a cabo, por cuenta propia, todos sus proyectos. Prueba de ello es que, a diferencia de muchas otras regiones, el año pasado San Martín ejecutó el 95.5% de su presupuesto.  Sin lugar a dudas, nuestro nuevo premier tiene vasta experiencia poniendo en marcha proyectos de infraestructura e inversión; sin embargo, cabría preguntarse: ¿tendrá la misma habilidad para coordinar la puesta en marcha de proyectos sin ocuparse directamente de su realización? ¿Podrá hacerlo soportando, además, el tremendo desgaste político que su nuevo rol implica? Esperemos que sí.

Por otro lado, es cierto también que la figura de un premier provinciano resulta positiva, en términos prácticos y políticos. En lo político, porque quita la posibilidad de que la elección del nuevo premier sea vista como una medida centralista, que impide una visión clara de la problemática nacional. Esto hace  que el ingreso de Villanueva sea percibido en buenos términos por la oposición.  Y, en términos prácticos, precisamente porque el ingreso de un provinciano a liderar el Consejo de Ministros en cierto modo descentraliza la visión del Ejecutivo. Si bien es cierto que los problemas de la costa y de la capital son inminentes y no pueden ser dejados de lado, es innegable que  muchos de los problemas que hoy en día afronta el país tienen sus raíces en el interior del país. En tal sentido, es sumamente importante que el nuevo premier tenga la capacidad de de ver la problemática nacional en su real dimensión.

Finalmente, hay que recalcar que este es el cuarto premier designado por Humala, quien además se encuentra a menos de dos meses de iniciar su cuarto año de mandato.  Si bien es conocido que los premieres muchas veces sirven como «fusibles» del Ejecutivo (pues son reemplazados ante cualquier crisis política), esperemos que este no sea el caso, ya que, precisamente, la falta de continuidad en las políticas de la PCM ha hecho imposible que los proyectos y las reformas impulsados por el Ejecutivo, se consoliden.

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