María Eugenia Luyo Rodríguez, estudiante de Derecho de la PUCP y asistente del Ministerio de Trabajo, entrevista a Fernando Cuadros, economista y catedrático de la PUCP, sobre los efectos que genera el aumento de la remuneración mínima en la economía y en el mercado de trabajo en el Perú.
¿Cuáles son los principales efectos del incremento de la remuneración mínima en el mercado de trabajo? ¿Es una medida que impulsaría la economía peruana?
Sí, yo considero que es una medida que impulsaría la economía en el sentido de que mejoraría los ingresos y las retribuciones de un grupo importante de trabajadores en el sector formal. De hecho, un incremento de la remuneración mínima sobre la base del mecanismo aprobado por el Consejo Nacional de Trabajo y Promoción del Empleo (CNTPE), implicaría que se beneficien alrededor de 780 000 trabajadores formales; y éstos, al ser personas con ingresos bajos trasladarían inmediatamente esos mayores recursos al mercado a través de mayores compras o mayor consumo de bienes y servicios, lo que contribuiría a reactivar la economía. Esto también beneficiaría a los segmentos empresariales de menor tamaño (como las MYPES), que son a los que le suele comprar este grupo de trabajadores.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el crecimiento del Perú fue de 2.35% en el 2014. Dicha cifra resulta ser inquietante por cuanto el país venía demostrando un crecimiento promedio constante de 6.4% anual en los años anteriores. Ante ello, ¿sería conveniente realizar un aumento en la remuneración mínima?
Pienso que sí porque permanecemos en un contexto de crecimiento económico. El incremento de la remuneración mínima es viable siempre que se cumplan dos requisitos. Primero, que el incremento se base en criterios técnicos, en variables económicas; y, segundo, que se dé en un contexto de crecimiento económico. La economía peruana si bien ha desacelerado su ritmo de crecimiento, continúa en cifras azules, el crecimiento sigue siendo positivo.
Ahora, hay que considerar que ya existe un mecanismo técnico para el incremento del salario mínimo aprobado por el CNTPE, donde participan gremios empresariales, centrales sindicales y el Gobierno a través del Ministerio del Trabajo y Promoción del Empleo. De acuerdo a este mecanismo, sí habría un contexto propicio para incrementar el salario mínimo porque la fórmula te dice que no sería un contexto adecuado cuando estamos en recesión; es decir, en una situación de caída de la producción de bienes y servicios; sin embargo, dado que el PBI continúa creciendo, entonces no estamos en un escenario de recesión claramente; es decir, hay margen para seguir incrementando el salario mínimo.
En el CNTPE hay una metodología aprobada y consensuada por trabajadores y empleadores para reajustar la remuneración mínima vital que considera factores como inflación y productividad. Aun así, existen pronunciamientos de gremios empresariales que sugieren que el aumento de la remuneración mínima sería una medida que jugaría en contra de la reactivación de la economía, ¿cuál sería el mayor riesgo ante una eventual elevación de la remuneración mínima?
Considero que, en este momento, no hay mayor riesgo. De acuerdo al mecanismo del CNTPE, el incremento del salario mínimo se debería basar en 2 criterios técnicos: la inflación y la variación de la productividad. Ello porque, en economía, el salario es el valor de la productividad del trabajo.
En tanto la productividad del trabajo crezca en cuanto a su valor, cosa que ha venido sucediendo en los últimos años, hay margen para incrementar los salarios sin generar una distorsión en la economía, ni efectos negativos en la competitividad y viabilidad de las empresas.
De acuerdo a esta fórmula del CNTPE, la cual debía aplicarse cada 2 años dada la trayectoria esperada de la inflación subyacente (tendencial) y el crecimiento de la productividad en los últimos 2 años, el salario mínimo debió haberse incrementado a mediados del año pasado en 14,5%; es decir, en cerca de S/. 110 adicionales, de tal forma que la remuneración mínima debería haber pasado de S/. 750.00 a S/. 860.00.
Además de este cálculo técnico, este mismo mecanismo prevé un conjunto de variables que contemplan que haya un contexto adecuado para incrementar el salario mínimo. Una de ellas tiene que ver con que no exista una situación de recesión y, claramente, a pesar de la desaceleración de la economía nacional, no estamos en recesión.
Por otro lado, contempla que no haya un contexto de incremento del desempleo, ni de la informalidad laboral, situación que tampoco se está dando. La tasa de desempleo se ha reducido constantemente en los últimos 10 años y la informalidad laboral también sigue una trayectoria claramente decreciente.
Finalmente, se contempla un ratio; es decir, un cociente entre la remuneración mínima y la remuneración promedio, donde se considera que el salario mínimo nunca debe estar muy cercano o por encima del salario promedio de la economía en el sector formal. Actualmente, la remuneración mínima es de S/. 750 y la remuneración promedio en el sector privado formal asciende a poco más de S/. 2 000, lo cual demuestra que el salario mínimo está bastante por debajo del salario promedio.
De acuerdo con los informes de la OIT y CEPAL, Perú es uno de los países con mayor informalidad en la región de América Latina y el Caribe[1], donde tres de cada cuatro trabajadores se desempeñan en un empleo informal; es decir, un 74% de la PEA ocupada[2], ¿el aumento de la remuneración mínima originaría que más trabajadores sean desplazados a la informalidad?
Aquí hay dos temas a considerar. Primero, el dato de informalidad hay que tomarlo con pinzas porque hay varios tipos de informalidad: informalidad tributaria, laboral, registral, etc.
La informalidad relevante para medir los efectos del salario mínimo es la informalidad laboral, entendida como el grupo de trabajadores asalariados, es decir, en relación de dependencia, que no están registrados en planilla y no reciben los beneficios laborales que les corresponden por ley.
Dado ello, debemos tomar en cuenta que la tasa de informalidad laboral ha venido reduciéndose de manera significativa en los últimos 10 años. De tal forma que entre el 2005 y 2013, la informalidad laboral ha disminuido en más de 12 puntos porcentuales en el sector privado. Actualmente, hablamos de una tasa del 56%. Entonces, no es correcto decir que las ¾ partes de los trabajadores sean informales laboralmente. Laboralmente, el dato está más cercano a 50/50.
Incluso, si consideramos al sector público, la formalidad laboral en el sector dependiente supera la informalidad laboral, dado el crecimiento del país en los últimos años.
Entonces, hay que tener cuidado cuando hablamos de informalidad, centrémonos en lo que es informalidad laboral en este caso porque ¿qué sentido tendría hablar de informalidad para medir los efectos del incremento de la remuneración mínima en el caso de un trabajador independiente? Por ejemplo, imaginemos un pequeño comerciante que vende papas en un mercado y que no tiene trabajadores a su cargo, no tiene por qué verse afectado por el incremento del salario mínimo dado que no tiene una planilla que asumir, puede ser un informal tributario pero no laboral.
Ahora, como te decía, dado el contexto de crecimiento económico del país en los últimos 10 años, la informalidad ha venido reduciéndose sistemáticamente. Hay una clara reducción de la informalidad laboral. Entonces, en este escenario, un incremento del salario mínimo basado en los criterios técnicos planteados por el CNTPE, no tendría por qué afectar negativamente el mercado de trabajo, ni generar incentivos al desempleo o a un incremento de la informalidad laboral.
Ahora bien, siendo la remuneración mínima un concepto que se ha ido reajustando a lo largo de los años, por ejemplo, ha pasado de S/. 72.00 en el año 1992 a S/. 410.00 en el 2003, S/. 530 en el año 2007, incrementándose sucesivamente hasta la remuneración mínima actual de S/. 750.00. En algún punto de esta evolución, ¿el incremento de la remuneración mínima ha representado un factor determinante que incremente la informalidad?
No. De hecho, la tasa de informalidad laboral se ha reducido de 69% al 56% en los últimos 10 años, así como el porcentaje de trabajadores que ganan menos de la remuneración mínima (de 46% a 37%). Incluso, luego de los dos últimos incrementos del salario mínimo de agosto del 2011 y junio del 2012, la generación de empleo formal no se vio afectada. Por ejemplo, en los 2 meses posteriores al incremento de S/.600 a S/.675, se generaron más de 80 000 empleos formales netos y, después del último incremento a S/. 750, se generaron alrededor de 60 000 empleos formales netos adicionales en todo tamaño de empresa. Entonces, no ha habido evidencia estadística que pruebe que dichos incrementos han generado una mayor informalidad laboral, desempleo u otros tipos de distorsiones en el mercado de trabajo.
Por otro lado, una de las medidas adoptadas por el Gobierno para reactivar la economía ha sido reducir el impuesto a la renta de cuarta y quinta categoría de 15% a 8% con el objeto de generar mayor poder adquisitivo en las personas e incentivar el consumo, ¿representa ello una herramienta útil y significativa que aportaría a dicha finalidad?
Si bien se podría pensar que reducir impuestos va a generar un incremento del ingreso disponible de las personas y, por tanto, un incentivo a un mayor consumo de bienes y servicios; en este caso, hay que tomar en cuenta lo siguiente: en el Perú, están exonerados del impuesto a la renta todos los trabajadores que tengan ingresos anuales iguales o inferiores a 7 Unidades Impositivas Tributarias (UIT).
Ahora, tomando esto como referencia, actualmente sólo el 13% de trabajadores formales, ya sea del sector público o privado, tienen ingresos anuales superiores a las 7 UIT. Entonces, tienes un 87% de trabajadores formales a los cuales esta medida no les afecta porque ya están exonerados del pago del impuesto a la renta.
Así, quienes se van a beneficiar son los trabajadores con mayores ingresos. Probablemente, este grupo de trabajadores lo que va a hacer con esta mayor disponibilidad de sueldo, dada la reducción del impuesto, es ahorrarlo. No creo que lo gaste, no sé qué tan necesario sea para su consumo diario. Pero si sólo hablamos de un 13% y, probablemente, este grupo de trabajadores no lo traduzca en un mayor consumo, finalmente, esta medida quizá no tenga un impacto muy importante en la reactivación económica; en cambio, una medida que incremente la remuneración mínima, sí.
Si subiésemos el salario mínimo siguiendo estrictamente el mecanismo técnico del CNTPE, se beneficiaría a cerca de 780 000 trabajadores, alrededor de la cuarta parte de trabajadores formales privados del país. Obviamente, esto sí se va a traducir en un efecto importante en el mercado, pues representa un 25% de los trabajadores. Y además, este grupo de personas, al tener ingresos bajos, muy probablemente, no destine su dinero al ahorro, sino al consumo inmediato, lo cual tendría un efecto positivo en la economía.
Finalmente, entonces ¿qué otras medidas podrían implementarse, junto con el aumento de la remuneración mínima para que ésta sirva como medida activadora de la economía peruana?
Hay varios tipos de medidas. Entre las medidas de corto plazo, por ejemplo, está el tema de acelerar el gasto público, dado que hay una desaceleración del gasto privado. El Ejecutivo lo que debería buscar es apuntar a la inversión pública productiva en infraestructura como puertos, carreteras, electrificación, entre otros, que faciliten la actividad privada. Este es el momento en que el Estado debe empezar a gastar de manera más eficiente los recursos públicos a través del gobierno nacional, los gobiernos regionales y locales. De tal manera que, en el corto plazo, se generen puestos de trabajo para la gente que participa en estas actividades y que, en el mediano plazo, se mejore la infraestructura productiva del país y se incentive que crezca la productividad del sector privado.
Otro tipo de medidas, tiene que ver con el desarrollo de una política monetaria expansiva, esto a cargo del Banco Central de Reserva. En este caso, se podría desarrollar un conjunto de acciones que promuevan o abaraten el acceso al crédito de tal forma que tanto empresarios, como consumidores se vean incentivados a endeudarse y de esta manera puedan contar con recursos para incrementar sus inversiones o incrementar su consumo.
Y bueno, hay otras medidas de largo plazo vinculadas a la mejora de la productividad, sobretodo, en los segmentos empresariales de menor tamaño. Por ejemplo, que se destinen más recursos públicos a la inversión en capital humano, y se incentive a las empresas a capacitar a sus trabajadores, jóvenes sobretodo. También se podría pensar en desarrollar toda una gama de servicios a favor de estas empresas por parte del Estado que contribuyan a mejorar su eficiencia, como asistencia técnica, información sobre acceso a nuevos mercados, facilidades para invertir en innovaciones, simplificación administrativa, entre otros; es decir, un conjunto de medidas que permitan que las empresas crezcan sostenidamente generando empleo de calidad.
[1] LA REPÚBLICA. “Perú es el segundo país con mayor empleo informal en la región, 2013”, La República, Lima, 27 de mayo del 2013. Consulta: 4 de marzo del 2015. http://www.larepublica.pe/27-05-2013/peru-es-el-segundo-pais-con-mayor-empleo-informal-en-la-region.
[2] INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Producción y empleo informal en el Perú. Cuenta Satélite de Economía Informal 2007-2012, 2014, Lima, Biblioteca Nacional.