Por Luis Alberto Ponce Arnillas, abogado y economista de la Universidad del Pacífico y asociado de AENU.
“Las Naciones Unidas, cuya membresía incluye a prácticamente todos los estados del mundo, están fundadas en el principio de la igualdad en importancia de todos los seres humanos”[1].– Kofi Annan
El 24 de octubre se celebra el día de las Naciones Unidas, el cual conmemora la entrada en vigencia de la Carta de Naciones Unidas el 24 de octubre de 1945. Este Documento, único en su género, fue el resultado de arduas negociaciones que duraron más de 5 años. Sin embargo, los antecedentes inmediatos de las Naciones Unidas se remontan a 1919, a la Conferencia de Paris y el nacimiento de la Sociedad de Naciones.
La Sociedad de Naciones, organización internacional a la que las Naciones Unidas iban a reemplazar, fue el resultado de las ideas del Presidente Woodrow Wilson, quien impuso su creación en el Tratado de Versalles de 1919, del cual sus primeros 26 artículos constituían el Pacto de la Sociedad de Naciones (esta práctica se repitió en los demás tratados de 1919-1920 firmados con Austria, Hungría, Bulgaria y Turquía). Para Wilson, la Sociedad de Naciones sería un “tribunal internacional para adjudicar disputas, modificar frontera y dotar a las relaciones internacionales de una muy necesitada elasticidad”[2]. Sin embargo, para 1939 la Sociedad de Naciones había demostrado que había sido incapaz de funcionar y evitar el estallido de conflictos internaciones como en los casos de Manchuria (1931), Abisinia (1935) y, desde luego, el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939). Para algunos, esto se debe a que “las organizaciones internacionales solo funcionan de manera efectiva cuando las Grandes Potencias, motivadas por sus propios intereses, acuerdan tomar acción”[3], y en la década de los 30 esto no había ocurrido. Una causa de dicha inactividad era el sistema de la Sociedad de Naciones. Durante las negociaciones, Wilson había señalado que “a través de este instrumento [la Sociedad de Naciones], dependeremos principalmente de una gran fuerza, la fuerza moral de la opinión pública mundial”[4]. Este sentimiento estaba reflejado en el sistema de votación: las decisiones se iban a tomar por unanimidad. Este requerimiento de unanimidad condenaba a la Sociedad de Naciones a estar continuamente inactiva, dado que los intereses de los Estados generalmente impiden una acción consensuada por parte de estos en una crisis.
Más allá de la Sociedad de Naciones, el proceso de negociaciones que concluyó con la Carta de las Naciones Unidas empezó el 14 de Agosto de 1941, cuando Winston S. Churchill, Primer Ministro del Reino Unido y Franklin D. Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos, firmaron la Carta del Atlántico. En esta carta se enumeraron una serie de principios que servirían de base para los principios de las Naciones Unidas, siendo los más importantes la soberanía nacional, la libre determinación de los pueblos y la renuncia al uso de la fuerza.
Meses después, el 1 de enero de 1942, Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Soviética y China firmaron la Declaración de las Naciones Unidas. Esta declaración, si bien era principalmente una acción de guerra (las clausulas operativas se referían a luchar contra las potencias del Eje y a no firmar una paz separada con ellas), no solo recogía los principios de la Carta del Atlántico, sino que además era la primera vez en se usaba en nombre de Naciones Unidas. Junto con ellos firmaron otros 24 países que también estaban en guerra contra el Eje, adhiriéndose posteriormente otras 21 naciones.
Para 1944 ya era evidente que la Guerra iba a terminar en una victoria Aliada, por lo cual se hacía apremiante empezar a discutir el orden mundial de la post guerra y el rol que las Naciones Unidas iban a jugar en dicho orden. Para ello se celebró entre el 21 de agosto y el 7 de octubre de 1944 la conferencia de Dumbarton Oaks, en la cual se discutió que forma debía tener la nueva Organización Internacional. Se llegó a la conclusión que las Naciones Unidas iban a tener cinco organismos principales: una Asamblea General, un Consejo de Seguridad, un Consejo Económico y Social (el cual estaría bajo la Asamblea General), una Corte Internacional de Justicia y una Secretaría. Esta estructura era similar a la de la antigua Sociedad de Naciones, pero difería de esta en las facultades asignadas a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad. Se decidió que la Asamblea General podría estudiar, discutir y recomendar medidas generales tales como la promoción de la cooperación internacional y de la mejoría del bienestar social. Sin embargo, la responsabilidad del mantenimiento de paz y seguridad quedaba en la exclusiva competencia del Consejo de Seguridad.
Si bien Dumbarton Oaks sentó las bases generales de las Naciones Unidas, fue en la Conferencia de San Francisco, celebrada entre el 25 de abril y el 26 de junio de 1945, fue la que elaboró la Carta de las Naciones Unidas. Tanto Dumbarton Oaks como San Francisco marcaron una gran diferencia con la Sociedad de Naciones, la cual había sido ideada y diseñada por el Presidente Wilson de los Estados Unidos. En el caso de las Naciones Unidas, “a diferencia de 1919, en 1945 todas las Grandes Potencias estaban dispuestas a construir y a entrar en un nuevo sistema internacional de seguridad”[5]. Asimismo, a diferencia de 1919, Estados Unidos[6] y Rusia formaron parte de la nueva organización internacional desde un inicio.
Durante sus 70 años de existencia, las Naciones Unidas han tenido su cuota de éxitos y fracasos, desde actuaciones importantes y decisivas como la Crisis de Suez (1956) y la Primera Guerra del Golfo (1991) hasta fracasos por inacción o aparente irrelevancia como Yugoslavia (1991-1995) y Ruanda (1994). Pese a su record imperfecto, la ONU y sus agencias han tenido un impacto positivo a nivel mundial. No solo ha logrado la unión de esfuerzo para erradicar la viruela o aumentar la cooperación técnica internacional y la ayuda humanitaria, sino que en este periodo de 70 años, la Guerra ha dejado de ser la regla y ha pasado a ser la excepción. El sistema de Naciones Unidas ha jugado un rol fundamental para este logro. Al crear un sistema internacional en el que tanto las Grandes y Pequeñas Potencias tienen están involucrada y tienen un interés en mantenerlo, se incentiva al mantenimiento general de la paz. Es por ello que el juicio que en su momento dió Dwight D. Eisenhower sigue siendo correcto, “pese a todos sus defectos y a todos los fracasos que le podamos atribuir, las Naciones Unidas siguen siendo la mejor organizada esperanza que tiene la humanidad para sustituir el campo de batalla por la mesa de negociación”. [7]
[1] ANNAN, Kofi A.; Message to 3rd Summit of Nobel Peace Laureates; http://www.un.org/sg/statements/?nid=117 ; Roma; 2002
[2] KISSINGER, Henry; Diplomacy; Simon & Schuster; New York; 1994 p.234
[3] KENEDY, Paul; The Parliament of Man: The Past, Present and Future of the United Nations; Random House: New York: 2006; p.21
[4] KISSINGER, Henry; Diplomacy; Simon & Schuster; New York; 1994 p.235
[5] KENEDY, Paul; The Parliament of Man: The Past, Present and Future of the United Nations; Random House: New York: 2006; p.31
[6] Pese a que la Sociedad de Naciones fue la creación de Wilson, el Senado Norteamericano no ratificó el Tratado de Versalles, con lo cual Estados Unidos no formó parte de la Sociedad de Naciones.
[7] SCHLESINGER, Stephen; Act of Creation: The Founding of the United Nations; Westview Press; Cambridge; 2004; p.287