Por: Omar Alejos, estudiante de Derecho en la PUCP y Director del programa de desarrollo social, KHUSKA.

La dignidad no marcha por una carretera recta. El camino por recorrer son múltiples caminos que se hacen al andar: caminos, entonces, que resisten definición. Más que una marcha, es un andar, caminar en contra de todo lo que niega la dignidad.

John Holloway

 

Hace más de veinte años, jóvenes cargados de sueños llegaron a la ciudad en búsqueda de oportunidades y alcanzar un mejor futuro. Iniciaron trabajando en casas, desempeñando pequeños oficios y criando animales de granja. Como es lógico, necesitaron de un lugar dónde asentarse, y así lo hicieron. En lo que hoy es Pamplona Alta, distrito de San Juan de Miraflores, nace la comunidad de Talleres Artesanales.

La lucha por una vida digna es la consigna de sus habitantes. Son conscientes de su situación: no cuentan con un título formal que les reconozca la propiedad sobre los predios que hace más de dos décadas habitan; tampoco cuentan con acceso a servicios básicos como agua, desagüe y luz eléctrica, servicios necesarios para el desarrollo de una vida con un mínimo de calidad. Sin embargo, la esperanza abunda, junto con las ganas de construir un mejor futuro para sus familias. Así, todos los domingos se organizan religiosamente en las faenas, jornadas de trabajo vecinal en las cuales se mejora algún espacio de la comunidad: se construye una escalera, se siembra un árbol, se mueven piedras, se hace un camino, se arma una vereda. Todos reunidos con el propósito de avanzar.

En ese contexto, Khuska conoce a Talleres a mediados del año 2016, por medio del nexo con Techo, organización que trabaja en asentamientos humanos para la superación del estado de pobreza que atraviesan. Nuestras primeras visitas nos permitieron conocer un poco más a la comunidad, conversando con sus miembros, escuchando sus historias, compartiendo ideas, visibilizando problemáticas.

Para diciembre del mismo año, la comisión decide iniciar el trabajo en Talleres, diseñando un proyecto de largo camino, el cual tenga como objetivo empoderar a la comunidad por medio de la educación legal. Con esta, la idea es brindar los conocimientos que les permita avanzar en los procedimientos para formalizar su propiedad y acceder a los servicios básicos. Así nace “Chuya Kaypalla”, vocablo quechua que en castellano significa “una sola fuerza”, en un intento por representar el incansable trabajo de la comunidad por alcanzar un desarrollo digno.

El camino para el implementación del proyecto fue todo un reto. Si bien existieron aliados estratégicos con los que contar para la ejecución de diversas tareas, tal vez faltó una mejor delegación de responsabilidades, de manera que se cumpla aquello que fue delegado en el plazo que fue establecido. De igual forma, Talleres también atravesó grandes retos con vecinos y vecinas de una comunidad aledaña, retos que son necesarios atender y resolver, puesto que el avance en las diligencias demanda de unidad por parte de los solicitantes ante la autoridad.

Con todo, hoy, casi un año después, Chuya Kaypalla va logrando sus primeros frutos. Luego de una etapa de diagnóstico y planificación, la ejecución del proyecto contó con talleres para los miembros de la comunidad, espacios en los cuales profesionales del derecho compartían sus conocimientos jurídicos sobre temas de propiedad y acceso a servicios de primera necesidad. De esta manera, los vecinos y vecinas podían clarificar el panorama sobre todos los procedimientos necesarios de realizar para avanzar en el camino del reconocimiento legal de su posesión y lograr la formalización de la propiedad. Como producto de estos talleres y recogiendo información adicional a lo largo del proyecto, se realizó un manual contemplando todo lo relacionado a estos, en un esfuerzo por condensar la información más útil y relevante, en un formato amigable y accesible para la comunidad.

La experiencia en el desarrollo de Chuya Kaypalla ha sido retadora, pero a la vez gratificante. Ser testigo de cómo el derecho puede ser una herramienta muy útil para impulsar el desarrollo de la gente, es algo que le agradezco a Khuska y el proyecto que en esta oportunidad hemos podido emprender y desarrollar.

– – Desde Khuska manifestamos nuestro agradecimiento al estudio Echecopar por su apoyo para establecer el contenido y diseño del proyecto; como también al estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados por su colaboración en la materialización de nuestros manuales –

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