Enfoque Derecho conversó con el Dr. César Landa, profesor de la facultad de Derecho de la PUCP y ex presidente del Tribunal Constitucional, sobre los proyectos de ley que pretenden exigir como mínimo 3 años de militancia para poder postular a la presidencia de la República.

Enfoque Derecho: ¿El requisito de 3 años de militancia mínima es idóneo para garantizar una democracia sólida?

César Landa: La democracia contemporánea presenta lamentablemente algunos vicios de crisis institucional. Los partidos políticos en la última década ponen en evidencia que nos encontramos en una crisis democrática.

Por ello, hacer reformas electorales es necesario, pero con una búsqueda de renovación e integración de los sectores políticos que en la última década han ido surgiendo. Establecer una valla de 3 años de exigencia mínima para que se pueda legitimar un partido político, considero que sería contrario a buscar que la democracia en estado de crisis pueda renovarse. Pareciera que los partidos que están en el poder no quieren alternativas a su modelo de funcionamiento.

A veces, la militancia no ha sido lo determinante en los partidos que ahora exigen este requisito de 3 años, sino el caudillismo liderazgo. Es decir, están exigiendo reglas que no han cumplido muchas veces.

Creo que esta medida es antidemocrática porque niega la apertura a la alternancia, que es básica en una sociedad pluralista. Asimismo, es inconstitucional porque la Constitución promueve una sociedad en la que los ciudadanos puedan expresarse libremente a través de relaciones políticas, y no ha establecido un tope de militancia de 3 o 5 años. Exigir 3 años es arbitrario, debería ser un criterio objetivo el que determine ello.

De modo tal que se pone en evidencia una vocación concentradora o autoritaria de parte de aquellos que están en el poder, impidiendo el ingreso de otras fuerzas políticas.

ED: Estos requisitos impedirían la participación de Verónika Mendoza y Julio Guzmán en los procesos electorales del 2021, ¿ello afecta derechos políticos?

CL: Establecer mecanismos donde se benefician los grupos que están en el poder y privar de la participación política a otros, ya sea exigiendo 3 años de militancia o un número mínimo de firmas para su inscripción, perfila un espíritu autoritario para evitar la renovación política. Ello deja en mal estado a nuestra democracia, se deja en evidencia el lado más autoritario de evitar la competencia.

La política está en crisis por los partidos, la gente no cree en la política por lo que estos han generado. A pesar de ello, se continúa con estas prácticas que impiden salir de dicha crisis.

Con este tipo de medidas se niega no solo a los partidos sino a la ciudadanía que está detrás de ellos, buscando una nueva perspectiva de participar en la vida pública con partidos renovados. La afectación es también a la opinión del pueblo que está insatisfecho con el parlamento, con los partidos.

ED: ¿Qué medidas sí serían idóneas para garantizar una democracia sólida en nuestro país?

CL: Considero que la democracia, básicamente en nuestro país, debe ser una participativa. El ciudadano no solo debe ser aquel que vota cada 4 o 5 años, sino que se interese por los asuntos públicos, por ejemplo en los servicios públicos: transporte, seguridad, agua potable, etc.

Es importante que exista liderazgo, ya que la ciudadanía no puede participar espontáneamente. Esa conducción debe darse a través de instituciones, sobre la base de ciertos acuerdos o pactos con líderes sinceros que tengan conciencia del rol que cumplen.

Las tareas son a mediano y largo plazo, pero por lo menos se debe tener como punto de partida el formar acuerdos políticos sinceros con las fuerzas que quieran participar en el modelo democrático, siempre respetando la forma y fondo. Asimismo, se debe establecer un plan que permita ir desarrollando temas electorales, económicos y sociales. Hay que establecer el criterio de que la democracia no solo es política, sino también económica y social.

Las instituciones para fortalecer la democracia deben tener un rol más importante, me refiero propiamente a los partidos, escuelas, barrios, universidades, etc. Para garantizar una democracia sólida, requerimos de un plan que debe ser materia de reflexión y estudio. Este plan debe combatir las fuerzas que pretendan debilitar la democracia.

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