Por Enfoque Derecho

Enfoque Derecho tuvo la oportunidad de entrevistar a Julio Durand Carrión, doctor en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú, ex Presidente de la Sala Especializada en Protección al Consumidor y Vicepresidente de la Sala de Defensa de la Competencia del Tribunal del INDECOPI y actual director de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Universidad San Martin de Porres, quien nos brindó sus declaraciones sobre un tema tan debatido, la Responsabilidad Social Empresarial, tema que abordamos en nuestro editorial, el cual puedes visitar aquí. A continuación, presentamos las opiniones completas del mencionado especialista.

  1. ¿Considera que la RSE debe ser una política obligatoria de la empresa o solo debe ser opcional?

La responsabilidad social empresarial debería ser una política de gestión propia de la empresa como operador de mercado y debería ser parte de su ADN, porque denota el valor que le da a los efectos que sus acciones pueden generar en todos sus stakeholders internos y externos. Es como la ética en las personas y la ética no es obligatoriamente impuesta por la ley, sino que depende de cada uno. Igual debería ser en el mundo empresarial. No obstante, como en el país hay muchos operadores que no hacen nada si la ley no lo manda, considero que en el futuro probablemente se disponga a través de una norma.

Hoy en día nos enfrentamos ante un mercado lleno de presiones crecientes, extendido y exigente, que demanda a las empresas nuevas prácticas y comportamientos corporativos muy serios y éticos en cuanto al alineamiento empresarial; como la transparencia en los negocios, la rendición de cuentas, la comunicación corporativa, la gestión humana, el trato al cliente y en general una serie de mandatos propios de accountability, compliance y cultura organizacional, que las empresas deben cumplir, estén o no dentro de texto normativo de una ley, y que deben ser asumidos como parte de su gestión empresarial.

En mi opinión, una empresa que tenga una visión de futuro no debería darse el lujo de subestimar una propuesta de responsabilidad social empresarial para que sus actividades tengan repercusiones positivas en la sociedad y que afirmen los principios y valores corporativos por los que se rigen. Aunque la responsabilidad social empresarial es una iniciativa de carácter voluntario, es muy importante para posicionarse competitivamente en el mercado.

  1. ¿La responsabilidad social empresarial es una «forma» de negocio?

La responsabilidad social empresarial no es una forma de negocio, es la forma como la empresa asume su responsabilidad por los efectos u externalidades que su actividad económica genera en el mercado y en el entorno social, económico y ambiental de una comunidad, de un país y del mundo; denota una preocupación por llevar a cabo estrategias, decisiones y sistemas de gestión empresarial contributivos para dar valor agregado a su actividad como operador de económico competitivo.

Una empresa es parte de la sociedad y como tal su responsabilidad social va más allá del cumplimiento de las leyes, porque se da por supuesto que una empresa debe cumplirlas. Por lo tanto, el acatar leyes laborales, tributarias, sectoriales, de protección al consumidor, de competencia y regulatorias en general, no se corresponden con la responsabilidad social empresarial, sino con las obligaciones que cualquier empresa debe cumplir para realizar su actividad y desarrollarse dentro del marco de la legalidad.

Sería difícilmente aceptable que una empresa alegara actividades de responsabilidad social empresarial si no ha cumplido o no cumple con la legislación de referencia propia de su actividad.

Hemos visto a veces a empresas sancionadas por sendas prácticas anticompetitivas y de irrespeto a las normas del mercado y de protección al consumidor, alegar serios compromisos de responsabilidad social empresarial, lo cual es paradójico en mi concepto.

  1. ¿La RSE solo es hacia terceros, o podríamos hablar de una RSE con los trabajadores de la empresa?

La responsabilidad social empresarial de un operador de mercado lo vincula, no solo con sus trabajadores, sino con una serie de actores que están relacionados directa o indirectamente con él, a los cuales se les denomina stakeholders, y están constituidos por los colaboradores, directivos, accionistas o propietarios, consultores, asesores, sindicatos, como stakeholders internos;  los consumidores, proveedores, clientes, gobierno, prensa y medios de comunicación, sociedad , bancos y financieras, como stakeholders externos; y el  medio ambiente, las ONG y las comunidades locales, como stakeholders sociales.

Todos estos actores en la escena del mercado son o pueden ser afectados por la actividad de la empresa o por las decisiones de negocio que tome, y por lo tanto tienen un interés en el desarrollo empresarial de un operador directa o indirectamente.

En este sentido, la influencia de los stakeholders puede ser positiva o negativa para empresa y viceversa.

  1. ¿Es lo mismo obras por impuestos que RSE?

No es lo mismo, porque las obras por impuestos se llevan a cabo dentro del marco de una norma, la Ley 29230 del año 2008, que permite a la empresa privada financiar y ejecutar proyectos de inversión pública, con cargo a su impuesto a la renta de tercera categoría, mediante la suscripción de un convenio con una Entidad Pública, la cual previamente determinó que la ejecución del proyecto es prioritaria.

Por otro lado, la empresa privada, previa conformidad del avance de obra o ejecución total del proyecto, recibe un certificado emitido por el Tesoro Público, por el monto de la inversión correspondiente, el cual será usado para pagar el impuesto a la renta para pago a cuenta o declaración anual.

Es decir, es una cuestión de carácter legal, que tiene un efecto tributario y, por lo tanto, tiene una incidencia o beneficio económico en la esfera patrimonial de la empresa. Mientras que, las acciones de responsabilidad social empresarial, son llevadas a cabo voluntariamente, sin esperar necesariamente ningún tipo de utilidad o beneficio económico por la empresa.

En el mercado se suelen confundir los conceptos y muchas empresas eventualmente presentan sus iniciativas de obras por impuestos como obras de responsabilidad social empresarial, cuando en esencia no lo son. Aunque es verdad que algunos proyectos prioritarios de alto impacto social han ayudado a reducir la brecha de infraestructura existente en nuestro país, y han generado empleo directo e indirecto, mejorando la cobertura de algunos servicios básicos, impactando positivamente en la calidad de vida y el bienestar de la población en algunos casos.

  1. ¿Tiene algo más que agregar?

Debo agregar finalmente, que hacer empresa en sí mismo implica un profundo sentido de responsabilidad social para intuir y satisfacer necesidades y hábitos de consumo lícitos en los consumidores, ofreciendo no solo una cantidad de bienes y servicios suficientes, sino respondiendo con calidad. La empresa se crea para generar rentabilidad, pero también para satisfacer necesidades, ofrecer calidad y cumplir deberes éticos en el mercado.

El Papa Juan Pablo II, en su Encíclica Centésimus Annus, de mayo de 1991, expresó que atender las necesidades es necesario, para eficiencia empresarial, pero es también un deber ético, que permite crear riqueza y servir al prójimo. La empresa es esencial en la economía, ahí su justificación ética, como elemento configurador de la sociedad. Para la empresa, el servicio al consumidor debe ser un autentico servicio a la persona humana, con productos y servicios que ayudan a llevar una vida digna y posibilitan el desarrollo humano y que, en definitiva, son una contribución al bien común.

Termino diciendo que hoy existen nuevos retos y desafíos para las empresas y el concepto de responsabilidad social empresarial, ya que hoy en día es más integral, rompe paradigmas clásicos, ya que ya no es solo un tema de competencia de las empresas privadas, sin incluir al Estado. Hoy se habla de responsabilidad social organizacional (RSO), término que abarca simultáneamente a distintos grupos de interés: empresas, sindicatos, universidades, ONG, partidos políticos, administraciones públicas, gremios, medios de comunicación, etc.

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