Por Mijael Garrido-Lecca Palacios.

Jaime Bayly quiere ser Presidente. El martes que recién pasó, Bayly publicó en su columna semanal del diario Perú21 un artículo con siete propuestas que llevaría adelante en el caso de alcanzar la presidencia en las elecciones del 2011. Dejando de lado el análisis subjetivo sobre la postura que cada uno pueda sostener con respecto a los siete temas que plantea, en este artículo analizaremos la viabilidad jurídica de cuatro de ellos.

– Unión entre homosexuales: Se puede. Es perfectamente posible en términos jurídicos, y basta con la aprobación de una ley que así lo señale. La Constitución en su artículo 4 señala que los alcances del matrimonio se regulan por ley. Sin embargo, el mismo Bayly ha dicho en repetidas ocasiones que de presentarse a la presidencia, no llevaría consigo una lista para el legislativo, entonces ¿cómo va a lograr aprobar esta ley sin bancada? Claro, el presidente tiene iniciativa legislativa (artículo 107 de la Constitución), pero que no se olvide el candidato Bayly que el Congreso es como que es, por un motivo que muchos olvidamos: si es representativo. Es una propuesta importante, aunque dudo que sea muy popular en los anacrónicos escaños del Congreso y en el antiguo país en el que vivimos.

– Libre decisión en aborto: Factible. Del mismo modo que la propuesta anteriormente comentada, es una reforma dable jurídicamente. Sin embargo esta presenta un mayor nivel de complejidad en cuanto al proceso que debe llevarse a cabo para que la idea pueda traducirse en hechos: según nuestra Constitución, el concebido es sujeto de Derecho en todo cuánto le favorece (artículo 2) y claramente el aborto va en contra el interés del concebido. Sería necesaria una reforma constitucional que tendría que darse a través de la aprobación de la ley en dos legislaturas seguidas por una mayoría superior a dos tercios del total de congresistas, o con una aprobación y una posterior ratificación vía referendum. Entones, el Presidente Bayly podría intentar lograr las despenalización del aborto (que dicho sea de paso es diferente a la legalización, pero es otro tema). Sin embargo la posibilidad real de que la propuesta se lleve a cabo depende totalmente de terceros.

– Reforma del congreso: Posible, pero nunca tanto. Bayly quiere un congreso con veinticinco parlamentarios. Claramente la reforma del congreso requiere una modificación de los artículos constitucionales que ponen parámetros a sus funciones. Es bastante evidente que, haciendo uso de un mínimo entendimiento de la forma de obrar del Congreso, sus miembros no van a hacerse harakiri y rebanarse el número de escaños y las gollerías que con el escaño llegan. Por lo anterior Bayly tendría que llevar a cabo esta reforma vía referendum, a menos que consiga un congreso que lo apoye en la cruzada (casi imposible). Por otro lado este planteamiento lleva a una colisión entre lo jurídico y lo político, ya que la idea de que sólo un representante lleve la decisión de cada departamento es teóricamente encomiable, pero realmente improbable. Un chimbotano tiene más en común con un piurano o un tacneño, que con un huarazino. Y como este caso, hay varios.

– Indulto a Fujimori: Imposible. Es sobre todo en este punto clave para el entendimiento de la posición que en este artículo pretendo señalar dejar de lado las posturas políticas: hay personas que quieren a Fujimori; hizo cosas que convencieron a gente de quererlo. Hay personas que no quieren a Fujimori; hizo cosas que convencieron a gente de odiarlo. Sin embargo, todo esto es intrascendente para efectos de la discusión de la factibilidad jurídica de su indulto. Limitémonos a los hechos: Fujimori ha sido condenado por crímenes en contra de los Derechos Humanos. Fujimori ha sido condenado después de un proceso dotado de las garantías que engloba el Derecho a la Tutela Jurisdiccional efectiva que la Constitución indica (artículo 139, inciso 3) . Fujimori ha sido condenado en el Perú. El Perú ha firmado el tratado de San José. Existen precedentes vinculantes en la Corte Interamericana de Derechos Humanos que señalan la imposibilidad de un indulto en estos casos. Asimismo el mismo Poder Judicial peruano ha señalado a través del tribunal que falló en la segunda sentencia contra el ex presidente que esta posibilidad es inexistente. Esta propuesta no tienen ningún asidero en la realidad.

Como vemos después del escueto análisis de cuatro de las siete propuestas señaladas por el candidato Jaime Bayly, es poco el nivel de maniobra en cuánto a la ejecución de sus propuestas que el actual sistema le permite. Curiosamente, Bayly, que critica con aspereza al Congreso, dependería completamente de este para llevar a cabo sus reformas. Ahora bien, habiendo ya señalado el periplo en términos de proceso, que Bayly tendría que pasar, considero pertinente señalar que las ideas que lanza al debate son constructivas: no hay peor propuesta que la que no se discute, y son las minorías las primeras en verse afectadas por el silencio timorato de las mayorías. Bayly va a hacer bulla. La bulla en política es productiva, pero en Derecho la bulla no es más que bulla.

¿Cómo citar este artículo?

GARRIDO – LECCA PALACIOS, Mijael. El baile de Bayly: Un análisis jurídico sobre sus propuestas políticas. En: Enfoque Derecho, 30 de enero de 2010. https://enfoquederecho.com/el-baile-de-bayly-un-analisis-juridico-sobre-sus-propuestas-politicas/(visitado el dd/mm/aa a las hh:mm).

11 COMENTARIOS

  1. El tema del aborto como problema jurídico creo que no es tan simple como que pase por una reforma consitucional. si bien, personalmente, creeria que esto debería ser asi, muchos podrían refutar jurídicamente tal «precedimiento de adecuación legal» con el pretexto del Artículo 3 o la Cuarta Disposición Transitoria de la Constitución, en cuanto a que no es necesario que un derecho como el de la vida tenga que estar enumerado en la constitución para que exista, asi como el hecho de que una vez reconocido este derecho (como es el de la vida del concebido) el Estado no puede hecharse para atrás. Claro, luego vendría la ponderación o lo que sea en cuestión del derecho de quien pesa más.
    ¿Qué opina?

    • Muchas gracias por el aporte. Te comento mi opinión:
      Efectivamente el tema del aborto está lejos de ser sencillo, visto desde cualquier ángulo de análisis (jurídico, ético, etc.).
      Con respecto a lo que podrían señalar sobre el Art. 3 C. y la Cuarta Disposición Transitoria, debo decirte que sin duda es un punto a tener en cuenta, y que el debate sobre este tema puede hacerse interminable. Pero, para poder resolver el tema tendríamos antes que establecer ciertas premisas, que en el artículo he dejado como existentes: ¿Desde cuándo un concebido es un concebido?¿En qué momento empieza la vida?
      Ahora, cómo imaginarás, las preguntas antes planteadas no son una respuesta a lo que me mencionas, pero si una forma de resolverlo.
      Por último el tema de la ponderación es de capital importancia para el óptimo funcionamiento de nuestro sistema jurídico, ya que eventualmente, un derecho va a chocar con otro, y es este nuestro único mecanismo de solución.
      Quedo a tu disposición,
      Mijael GLP.

  2. Me sorprendió que Bayly tenga propuestas tan adecuadas, entre las que debería tambien agregar (si acaso no está pues es imprescindible) la total separación del Estado de la Iglesia. Ya en el siglo XXI no podemos seguir permitiendo que la población se eduque en supersticiones propias de hace dos mil años. Una sociedad laica orientada mediante a la educación hacia la creación de tecnología debe reemplazar la actual basada en la ignorancia , supersticion, prejuicios y exclusión, y ‘commodities’, o pronto se derrumbara lo poco que se ha conseguido en prosperidad recientemente.
    Personalmente votaría por él, y sugiero leer, no por su procedencia legal sino por la necesidad histórica, el estudio preparado por la Dra.Ana Velazco, constitucionalista, sobre la inoperancia e ineficiencia del congreso. El Congreso debe ser disuelto, no esta el Perú para reuniones sociales inoperantes, una camara consultiva del ejecutivo puede ser suficiente, y no es necesario que haya representantes directos si ya tenemos gobiernos regionales.

    • Antes que nada muchas gracias por tu comentario.
      Ahora, al grano:
      Con respecto a lo que señalas sobre las propuestas que postula Bayly, no estoy de acuerdo con todas (no estoy de acuerdo con la disolución de las FFAA, por ejemplo), sin embargo reo que son saludables. Es bueno que en el Perú de discutan temas como estos, ya que permiten mostrar nuestros vacíos en cuánto a legislación. Estoy de acuerdo en este punto.
      Sobre la separación que debería darse, o por lo menos que plantea Bayly que debería darse, entre Estado e Iglesia, no logro encontrar argumentos que me guíen a pensar lo contrario. Estoy, una vez más, de acuerdo contigo.
      La religión es dogmática, y el funcionamiento del Estado debe ser racional. Es incoherente la convivencia de ambos. Asimismo, no tiene ningún sustento racional que el Estado pague, de sus arcas, los sueldos de la Iglesia Católica en el Perú. (Ayer Bayly entrevistó a Enrique Ghersi en «El Francotirador» sobre el tema, se explicó el asunto con detalle).
      Fuera de lo anterior, la relación entre Estado e Iglesia está sustentada jurídicamente por el Concordato firmado el gobierno militar. El Concordato tiene serios problemas en términos de legitimidad: en primer lugar fue firmado por un gobierno dictatorial. Segundo, no fue publicado, y por último no fue ratificado por el congreso. (Este tema fue abordado también en la entrevista de ayer).
      Por último, sobre tu planteamiento de disolución del Congreso: en este aspecto si debo mencionar que estoy en completo desacuerdo.
      El Congreso es la matriz del funcionamiento cabal del Estado, tal como lo conocemos. Si el Congreso es disuelto, la potestad legislativa recaería, de alguna forma u otra, en uno de los dos poderes restantes: el judicial o el ejecutivo. La adición de potestad legislativa a cualquiera de los dos poderes anteriores sería catastrófica para el equilibrio democrático.
      Ahora bien, que el Congreso es ineficiente y demás: de acuerdo. Sin embargo, consideró que el Congreso no falla en su rol de representatividad, tal como menciono en el artículo: el Congreso es ineficiente, porque es representativo. Si se extrae una muestra representativa de la sociedad peruana, esta adolecerá, te lo aseguro, de los mismos defectos de los que adolece el Congreso.
      Disolver el Congreso, pienso, es una solución a corto plazo que no resuelve el tema de fondo: el Congreso es el mejor termómetro que tenemos para medir nuestras capacidades como país.
      Quedo a tu disposición, y nuevamente muchas gracias por el comentario.
      Mijael GLP.

  3. Bayly, no te olvides del parlamento!
    Todo aquel que tiene o ha tenido algún acercamiento al Derecho, principalmente al Derecho Constitucional, llegará rápidamente a las mismas conclusiones a las que ha llegado Mijael.
    Jaime Bayly, por más simpatía que pueda generar en el público que sigue fielmente y domingo a domingo su programa «El Francotirador», ha lanzado propuestas que o bien son jurídicamente imposibles, como el Indulto a Fujimori o resultan claramente inalcanzables en los hechos, como el reducir el número de congresistas a 25. Pero incluso para sus ideas que parecen más factibles, como legislar el matrimonio entre homosexuales o despenalizar el aborto, está cometiendo un error de arranque: despreciar el Congreso desde ya.
    Alguien debe recordarle a Bayly que el Presidente, salvo casos excepcionales señalados por la Constitución, no es quien legisla en un Estado Constitucional de Derecho. Existe un Poder Legislativo. Ningún Presidente puede llevar a cabo un plan de gobierno por su cuenta, ni efectuar la menor reforma, sino que necesita del respaldo de un importante número de parlamentarios.
    El pasado 20 de Enero se convocó a elecciones en Massachusetts para ver quien ocuparía el lugar del fallecido Ted Kennedy en el senado. Scott Brown, el candidato republicano, obtuvo una sorpresiva victoria ante la demócrata Martha Coakley, terminando asi con la mayoría con la que gozaban los demócratas en esta cámara legislativa, la cual le había permitido a Obama llevar a cabo importantes reformas como la que se hizo hace poco en salud. Sin embargo, ya desde el día 21 se ha empezado a re-discutir las reformas que habían sido aprobadas y a Obama le está siendo, y le seguirá siendo por lo menos hasta las elecciones de Noviembre, mil veces más complicado desarrollar su plan de gobierno con la tranquilidad con la que antes contaba. Esta derrota les ha dolido en el alma a los demócratas y es que a todos les queda claro lo importante que es tener la mayoría en el Congreso.
    Como nos muestra esta experiencia, resulta claro que todo presidente (o candidato a la presidencia) debe preocuparse por tener un fuerte respaldo en el Congreso para poder llevar a cabo su plan de gobierno con cierta tranquilidad. A diferencia de E.E.U.U., cuyo Congreso es bicameral y cuenta con un sistema bipartidario (demócratas-republicanos), el Perú tiene Congreso unicameral, así como un sistema multipartidario. Esto hace mucho más complicado para un presidente obtener la mayoría absoluta en el Congreso, pero para nada significa que puede trabajar tranquilo sin ningún respaldo en el parlamento.
    El entusiasmo no es suficiente. Pero quiero decir que lo que si rescato de este paquete de propuestas de Bayly son el que ahora se discutirá en campaña sobre reformas que personalmente considero vitales para un Perú del siglo XXI, como lo son el que se permita el matrimonio homosexual, la despenalización de ciertos tipos de aborto, y prestarle menos atención a cosas como la Iglesia o las Fuerzas Armadas (aunque sin desaparecer estas últimas del todo) y más a temas como la Educación.
    Es por todo esto que apoyo la candidatura de Bayly, pero no votaré por él.

    • Estimado Javier:
      Debo, en primer lugar, agradecerte por el comentario, y por la información que has vertido en este. Estoy de acuerdo, en buena cuenta, con todo lo que apuntas, de modo que lo comentaré de modo breve:
      Considero que no hay una relación necesaria entre lo que Bayly plantea y ser presidente. Cómo bien señalas, la única de las reformas que podría ser llevada a cabo desde la Presidencia sería una reforma en Educación. El resto de propuestas están completamente fuera del rango de acción que otorgan las facultades del cargo al que Bayly aspira.
      Jaime Bayly podría plantear con igual efectividad todas las reformas que desea, desde un escaño en el Congreso. De acuerdo: el entusiasmo no es suficiente.
      Ahora bien, tal como vengo mencionando, en los comentarios anteriores, me parece indispensable que Algún candidato ponga sobre la mesa temas como los que Bayly trae. Eso empuja, de algún modo, al resto de agrupaciones políticas a que tomen alguna postura frente a estos planteamientos. Bayly es una incentivo al debate. En política el debate es necesario.
      La indiferencia y la falta de opinión frente a muchos de los temas en cuestión, son devastadores para minorías. Bayly está haciendo la tarea de la que muchos políticos en el Perú se han venido corriendo: hablar de lo que se tiene que hablar.
      Muchas gracias por escribir desde allá, Javier, y espero que la estés pasando muy bien.
      Un abrazo fuerte,
      Mijael GLP.

  4. Estimado Mijael:
    Veo que en tu artículo haces referencia a «precedentes vinculantes en la Corte Interamericana de Derechos Humanos que señalan la imposibilidad de un indulto en estos casos».
    Me interesaría saber a qué resoluciones te refieres y, en todo caso, si no estabas haciendo alusión a los informes de la CIDH con relación a la Ley de Amnistía.
    Además, creo que hay un aspecto que has pasado por alto: los delitos por los cuales Fujimori fue condenado. Si bien coincido contigo en que Fujimori ha cometido delitos de lesa humanidad, no faltará aquel que defienda su indulto sobre la base de algún argumento formalista («el homicidio calificado y las lesiones graves no son, en estricto, delitos de lesa humanidad»).
    En todo caso, no sé si convenga ser tan categórico y afirmar que el indulto a Fujimori es imposible. Ojo, soy de la gente que lo odia, pero además soy consciente que vivimos en el Perú y que, por lo general, en el Derecho no hay verdades absolutas.
    Saludos.

    • Estimado Sebastián:
      Debo empezar, sin duda, por disculparme: me he demorado un poco en responder. Debo agradecerte también por el interesante aporte.
      Ahora bien, con respecto a lo que señalas:
      Efectivamente hago referencia a precedentes vinculantes de la CIDH. Me refiero a las sentencias en las que la Corte IDH se ha pronunciado en contra, tal como señalas, de leyes de amnistía en casos varios (Caso Barrios Altos o Almonacid Arellano contra Chile, entre otros).
      Si bien es claro que un indulto y una ley de amnistía no son lo mismo, los argumentos que sostienen la inviabilidad jurídica de la amnisitía, sostienen también la inviabilidad del indulto en este caso. Si bien la CIDH nunca se ha manifestado expresamente por el indulto, considero válido entender que se aplica el mismo criterio.
      Por otro lado, no podría haber hecho referencia a los informes de la Comisión interamericana, ya que estos carecen, tal como tu sabes, de fuerza vinculante.
      En referencia a los delitos por los cuales Fujimori ha sido condenado: el homicidio calificado sí puede ser, en estricto o no en estricto, siendo formalista o no, un crimen de lesa humanidad, como en el caso de Fujimori lo fue y así lo dijo el Poder Judicial en las dos instancias.
      El delito de lesa humanidad adquiere tal condición, por una serie de características no necesariamente conexas con la comisión del delito en sí, sino por las circunstacias que lo enmarcan. Entre otras, la calidad del agente (el Estado o un grupo avalado por este) y el contexto sistemático o generalizado de los delitos.
      Por lo anterior, creo que podría volver a sustentar la imposibilidad jurídica del indulto en cuestión.
      Sin más, me despido.
      Un fuerte abrazo.
      Saludos.
      Mijael GLP.

  5. Estimado Mijael:
    Personalmente, una candidatura presidencial de Jaime Bayly me parece ni más ni menos que una vergüenza para el país. Sin duda, una muestra de hasta qué punto nuestra vida política viene sometiéndose a una permanente farandulización en las últimas dos décadas. Bayly es un payaso de los medios y quizás su canturreada “bajada al llano” sea sintomática de este proceso de descrédito de la política tradicional. Y por demás, una excelente tomadura de pelo para esta alocada época de carnavales.
    En cuanto a sus propuestas, me parecen tanto jurídicamente inviables como políticamente inoportunas. Más de uno debería entender que, por más progresista que se sea, no se puede chocar tan abiertamente con la “estética moral” (la percepción de lo aceptable y lo inaceptable) de la mayoría. Las iniciativas ultraliberales de Bayly (aborto y drogas libres, completa promoción de la agenda homosexual) pueden ser viables en sociedades altamente individuadas del Primer Mundo. En cambio, en una como la nuestra, relativamente más tradicional en muchos aspectos –más de lo que podemos apreciar por nuestra clase social-, donde la mayoría de las necesidades básicas de la población no están cubiertas (cosa que no pasa en Holanda, donde un 90% de sus habitantes tiene cable e internet sin ir muy lejos) tales propuestas posiblemente sean ofensivas para muchos, fuera de francamente impertinentes. Un buen progresista, en un entorno con tantas carencias, debe ocuparse primero de atender los problemas más urgentes, y sólo después, de otros más “exquisitos”: derechos de tercera o cuarta generación, altamente debatibles (reformas que, por lo demás, considero que deben, por una exigencia ética, someterse a referéndum). Llama la atención, por cierto, que la “plataforma” del señor Bayly carezca de propuestas económicas, laborales, tributarias y de desarrollo sostenible, las cuales resultan absolutamente prioritarias en nuestro debate político.
    Las propuestas –que no analizaste- de suprimir el ejército y denunciar el Concordato con la Iglesia Católica implican, como mínimo en cada caso, sendas reformas constitucionales y me parecen especialmente riesgosas. Personalmente me considero un pacifista y mi virtual carencia de formación religiosa me lleva a tener puntos de vista fundamentalmente escépticos en materia teológica. No obstante, considero que tanto la Iglesia como las Fuerzas Armadas, con todo lo cuestionable en ellas, cumplen una labor social valiosa. Hay que recordar que el Ejército no sólo se ocupa de actividades bélicas sino de otras como Defensa Civil, patrullaje de mar y fronteras, logística e infraestructura civiles. En cuanto a la Iglesia Católica, que sigue representando la fe mayoritaria de los peruanos y cuya tradición influye en el conjunto de la sociedad, está comprometida con los desposeídos, cumpliendo labores educativas y asistenciales muy valiosas. Es cierto que sus autoridades pueden inspirar rechazo pero hay que separar la paja del trigo: en la Iglesia ha habido y hay elementos progresistas y comprometidos, cuya expresión más radical –y polémica- ha sido la Teología de la Liberación. Cuestionar a malos prelados no debe convertirse automáticamente en anticlericalismo, como criticar a los malos gobiernos no hace a nadie antipatriota. La Iglesia merece apoyo público en sus actividades destinadas al bien común y el sentimiento religioso –aunque no se comparta- no puede ser despreciado en nombre de una racionalidad “moderna” (¿Qué tanto criticamos a los regímenes comunistas del pasado si imitamos su accionar intransigente en este punto?). Por último, el Concordato es un tratado que, pese a sus vicios, tiene gran relevancia, y denunciarlo unilateralmente dañaría la imagen de este país como uno que no honra sus acuerdos. Curiosamente, entre los primeros en celebrar esta iniciativa del libertino Bayly estarían las sectas evangélicas que abogan por beneficiarse de la “igualdad religiosa” (pese a ser muchas veces mucho más fundamentalistas e intolerantes que el catolicismo). Y, sin ejército de por medio, los remantes terroristas podrán sentir que el Estado que combaten les ha hecho un gran favor. Lo que necesitamos son reformas al Concordato –que exijan a la propia Iglesia reformas en su jerarquía y relaciones con el Estado y sociedad civil- y mayor fiscalización civil sobre las Fuerzas Armadas, que amaine las prácticas de corrupción que propician las actividades a puerta cerrada propias del “espíritu de cuerpo” de esta institución.
    En cuanto a la pretensión de indultar a Fujimori, ya puedes imaginar cual es la posición que tengo al respecto –por razones tanto éticas como jurídicas. Es otra propuesta de Mr. James que me parece francamente inaceptable. Lo de “reducir al congreso a su mínima expresión” me parece una expresión de la más barata demagogia mediática. Para empezar, ¿cómo haría para pasar de nuestro parlamento de 130 representantes a ese “consejo” de 25? ¿El congreso votaría por su autodisolución? La única vía para este “redimensionamiento” sería un “autogolpe” como el de nuestro ex presidente procesado, el cual, fuera de contradecir completamente las ideas de libertarias que esgrime Bayly, sería virtualmente imposible en las actuales circunstancias (¿Podemos imaginarnos cómo se nos vendría encima la comunidad internacional? ¿Los militares estarían dispuestos a apoyar este plan de un mandatario que quiere borrarlos del mapa?) Curiosamente, de llevarse a cabo esta iniciativa, resultaría altamente retrógrada. Con apenas un representante por región y con remuneraciones mínimas, lo que tendríamos, casi seguramente, sería una “asamblea de notables”, personas de elevados recursos económicos que puedan pagarse campañas costosas y tengan otras fuentes de ingresos que les permitan no tener que “vivir de la política”. Sería un retorno a la República Aristocrática, con una clase política con representatividad nula (la actual sí es representativa, el problema es que representa a una sociedad repleta de taras)
    Este es un país democrático y el señor Bayly es libre de incursionar en política y proponer cualquier extravagancia que se le pase por la cabeza. Pero, francamente, me resigno de mala gana a una noticia así. Este sujeto tiene mucho más de Calígula o de Nerón que de prometedor estadista. Y considero muy lamentable que la prensa se haga tanto eco de sus propuestas (aunque era de esperarse, dada la influyente posición que ha conquistado en muchos medios), las cuales empañan el debate con ribetes escabrosos y restan atención a problemas estructurales (cuando se necesitan agendas de mayorías que eventualmente favorecen también a las minorías). Espero que sus iniciativas acaben teniendo en este contexto la misma vigencia que el sensacionalista caso Abencia Meza. Y más aun, sigo con la esperanza de que al final todo esto no haya sido más que una broma de mal gusto, de muy mal gusto (sinceramente, estoy empezando a sospechar que todo esto es una estratagema de parte de este estrafalario escritor para levantar sus ventas y tener material para un nuevo best-seller)
    Mis posiciones podrán parecer inesperadamente conservadoras –aunque prefiero definirlas como sensatas y oportunas. Tampoco ayuda la aversión que siento de hace tiempo por Bayly, debida, más que a sus opciones sexuales, a que lo considero, como escritor, un truculento epígono de Vargas Llosa, plagado de lugares comunes y una auténtica puta mediática, que se cuenta entre los exponentes más distinguidos de nuestra infame telebasura. Pese a no compartir muchas de tus posturas más bien liberales, considero que has logrado una argumentación jurídica que en pocas pinceladas demuestra la inviabilidad del programa de improvisados como éste. Ojalá éste y otros textos convenzan a nuestro “Francotirador” de que su carnavalesco programa puede introducir una agenda –altamente controversial- pero no tiene, a corto o mediano plazo, ni pies ni cabeza en nuestro ordenamiento sociopolítico.

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