¡Copiar no es robar!

Hace algún tiempo se difundió en diferentes cines de Lima una intensa campaña publicitaria en contra de la piratería. La idea de esta campaña era bastante simple y (a decir verdad) vendedora: no consumas piratería, porque copiar es igual que robar. Dos de los spots más difundidos se pueden ver en los siguientes links:

http://www.youtube.com/watch?v=tDNCL9Fl33o&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=iXKq6wF67AU

Si bien reconozco que ambos spots fueron muy bien diseñados en función a la idea que buscaban transmitir (son simples y con una idea muy bien transmitida), siempre me molestaron mucho desde una perspectiva académica. Ello básicamente porque, bajo ejemplos engañosos, muestran como incuestionable lo que considero no es más que una falsa premisa comúnmente aceptada: que copiar es igual que robar.

Hace unos días encontré en Internet un video que creo vale la pena compartir precisamente porque nos muestra el error conceptual detrás de esta campaña:

Como se puede apreciar, lo interesante de este video es que muestra también de manera simple y directa el por qué copiar no solo no es igual que robar, sino que incluso puede ser considerado beneficioso en términos de eficiencia social.

Tal como se indica en el video (de una manera muy divertida, por cierto), copiar no es robar porque “Robar una cosa deja a otro sin ella. Copiar es hacer uno más (…) si copio lo tuyo tú también lo tienes”.

Como puede verse, el video transmite de manera estupenda la idea esencial detrás del copiar: maximizar la utilización de un recurso por la mayor cantidad posible de personas. En otras palabras, generar mayor bienestar social permitiendo que la mayor cantidad posible de personas se beneficien de la utilización de un recurso, sin excluirse unas a otras.

De acuerdo con la Real Academia Española la definición de robar es “Quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno”. Ello implica que, para robar, debo de necesariamente privar a alguien de algo. Siendo ello así, la idea de robar y, para ser más exacto, la idea de propiedad, tiene sentido solo en el contexto de un recurso escaso. Si tenemos un recurso abundante del cual todos pueden disfrutar, no tiene mucho sentido la idea de propiedad y, menos aún, la de robar.

Imaginemos a Robinson Crusoe viviendo solo en su isla, con todos los cocos en ésta a su disposición. En este contexto es claro que no tendría sentido alguno el hablar de propiedad o titularidades exclusivas. De hecho, aún cuando Robinson Crusoe se encuentra con Viernes, dada la gran cantidad de cocos existentes en la isla (suficientes para abastecer ilimitadamente a ambos), probablemente tampoco tenga sentido el generar algún sistema de propiedad entre ambos. O pensemos lo que ocurre con el aire. Dada su abundancia y la posibilidad de satisfacer las necesidades de todos los individuos, resultaría absurdo pensar en la necesidad de establecer un esquema de propiedad sobre este recurso.

Lo anterior muestra por qué, contrariamente a lo que comúnmente se piensa, no debe establecerse derechos de propiedad sobre cualquier recurso. Desde una perspectiva económica, solo tendrá sentido establecer derechos de propiedad si el recurso:

(i)            Presenta consumo rival, es decir, que el aprovechamiento del recurso por parte de un individuo excluye la posibilidad de aprovechamiento de otro. Ello se presenta, siguiendo el ejemplo del video que mostramos, en el caso de una bicicleta: si alguien utiliza una bicicleta para transportarse, esto necesariamente excluye la posibilidad de que un tercero pueda aprovechar este recurso.

(ii)          Presenta bajos costos de exclusión, es decir, que la posibilidad de garantizar la exclusión del tercero no propietario en la utilización del recurso no represente costos elevados.

Es precisamente por lo anterior que, contrariamente a lo que se suele pensar, no tiene mucho sentido el otorgamiento de derechos de propiedad sobre las ideas (como la música, películas o literatura). Una idea, por su propia naturaleza:

(i)            No tiene consumo rival, ya que más de una persona puede aprovecharla sin excluir a otros. Como bien señala Toffler al final del video, una idea no se agota en su uso por más de una persona. Si una persona ve una película, escucha una canción o lee un libro, no excluye la posibilidad de que otra persona haga lo mismo en el mismo momento.

(ii)          Tiene altos costos de exclusión. En efecto, limitar la posibilidad de que terceros puedan utilizar una idea no solo es costoso, sino virtualmente imposible. Piénsese sino en los problemas que existen para limitar la piratería o para impedir las descargas de información (música, películas, literatura) por Internet.

Usualmente las personas tienen la concepción iusnaturalista de que cualquier cosa que inventemos es necesariamente nuestra (propiedad) y que nadie puede utilizarla sin nuestra autorización. Esto sin embargo, no es correcto. Solo piénsese en la gran cantidad de ideas que utilizamos libremente día a día y que, sin embargo, fueron generadas por otro.

El argumento que siempre se utiliza para prohibir la piratería (es decir, la libre utilización de ideas generadas por otros) es que sin esta prohibición se eliminarán los incentivos para que las personas generen nuevas ideas. Nuevamente, creo que esta perspectiva es menos cierta de lo que la mayoría de personas creen. Solo algunas reflexiones:

(i)            Los sistemas de propiedad sobre las ideas (derechos intelectuales) tienen no más de 150 años. ¿Puede alguien decir acaso que antes de ello (es decir, cuando la imitación no poseía estos límites) las personas no tuvieron incentivos para producir ideas? ¿No hubo acaso producción intelectual alguna en este tiempo?

(ii)          Aún cuando se permitiese copiar libremente (piratería), los individuos siempre tendrán incentivos para generar nuevas ideas. Lo único que sucederá es que variarán los mecanismos que utilizarán para recuperar sus inversiones. Algunos ejemplos pueden ayudarnos a apreciar esto.

Hace algunos años el grupo musical Radiohead editó su disco In Rainbows. Antes de que éste estuviera disponible en las tiendas, Radiohead colocó el disco entero en su página web para que éste pudiera ser descargado por sus fans, quienes podían hacerlo de manera gratuita o pagando lo que ellos quisieran. Contrariamente a lo que podríamos pensar, Radiohead recaudó más dinero con este mecanismo que con la distribución regular (venta en tiendas). ¿Por qué? Si bien hubo fans que descargaron gratuitamente el disco, hubo otros que prefirieron pagar algo (lo que fuere) a fin de colaborar con su grupo favorito y permitir que siguieran produciendo música.

Por otro lado, debido a la piratería, la industria musical ha empezado a reorientar su negocio. En efecto, es sabido que las verdaderas ganancias de un músico no provienen de la venta de discos, sino de los conciertos, publicidad y merchandising. Es por ello que, por ejemplo, en los últimos años la gran mayoría de artistas han extendido sus giras a regiones dónde antes no llegaban (por ejemplo, Latinoamérica). Hoy a los artistas no les preocupa tanto la venta de los discos, como la recaudación por conciertos.

Y lo mismo puede decirse del mercado cinematográfico. Contrariamente a lo que se piensa, pese a la fuerte competencia de la piratería, las ganancias de la industria Hollywoodense no han disminuido en los últimos años, sino que han aumentado. Hace un tiempo Alberto “Chicho” Durand (quien pese a ser un cineasta se encuentra a favor de la piratería) publicó un interesante estudio en el que mostraba con cifras lo anterior (¿Dónde está el Pirata? Para entender el comercio informal de películas digitales en el Perú). ¿Cómo sucedió esto? A través de una reorganización del negocio, que hoy incluye estrenos mundiales mejor organizados, utilización de nuevas tecnologías (como el 3D), la venta de productos conexos (DVD’s, merchandising) e incluso la publicidad (miren sino la cantidad de productos que son “indirectamente” publicitados en las películas).

(iii)         Creo que, cuando menos, resulta sobredimensionada la idea que la única forma en que los individuos invertirán en generar nuevas ideas es la existencia de una protección vía derechos de exclusiva (propiedad). Existen factores relacionados con aspectos de competencia que pueden ser incentivos sumamente fuertes, tales como la mejor imagen comercial (ser el pionero) o la reducción de costos derivados de nuevas aplicaciones.

Sobre este aspecto Pedro Portellano menciona interesantes estudios realizados en Estados Unidos y el Reino Unido, en donde las principales empresas que invierten en investigación y desarrollo (en otras palabras, en la generación de nuevas “ideas”) declaran mayoritariamente que, aún cuando no existiera un sistema de patentes (titularidad exclusiva sobre las ideas), seguirían invirtiendo en este rubro (La imitación en el Derecho de la Competencia Desleal. Madrid: Civitas. 1995. Pág. 91). ¿Por qué? Básicamente porque ello les permite mantenerse competitivos.

Se que este tema es uno sumamente complejo. Por ello, con estas breves reflexiones no pretendo dar por acabado el tema. Lo que sí considero debería quedar claro es que no debemos llegar a conclusiones absolutas o sobre simplificadas. Concluir a raja tabla que “copiar es igual que robar” creo que implica basarnos en meras percepciones generalizadas y dejar de lado muchos aspectos de esta discusión que merecen ser evaluados.

4 COMENTARIOS

  1. Me parece bueno el mensaje que quieres dar a conocer, yo tampoco creo q copiar sea sinónimo de robar, pero en algunos casos si. Hablas de un bienestar social como justificación de copiar ciertas cosas, y esas ciertas cosas yo las estoy entendiendo como piratería, eso es un criollismo, creo que de alguna manera justificado, por el hecho de que muchas personas no pueden acceder a comprar un ejemplar original (hablemos de películas, música libros, videojuegos, etc). Hacer algo cuesta y yo creo que las personas que invierten (tiempo, dinero y n cosas mas) en hacer lo que hicieron merecen recuperar su esfuerzo y que el resto de gente desea aquello que otro creo debe pagar el precio al que este vende su producto, y si no pueden hacerlo, pues que busquen algo a lo que si pueden acceder, no es justo que el resto se beneficie de tu esfuerzo y sacrificio. y si no les parece adecuado el precio al que vendes tu producto, pues que compren otros, el mercado esta lleno de bienes de distitas calidades y precios.
    Tambien dices que robar implica quitar algo a alguien, pero es justamente lo que haces muchas veces cuano copias, no es que le quites necesariamente el objeto que se tiene, pero por ejemplo le quitas la ganacia que espera, y eso ya es robar, es privar algo a alguien.
    Dices que el aire es un bien ilimitado sobre el cual seria ilógico establecer propiedad, pero eso no me parece a mi, ahora hay capsulas de aire que tienen propietad, y eso es lo que llegara a pasar con todos los recursos por mas abundantes que te parescan, porque se estan acabando, no hoy no mañana, pero en algunos años si.
    Me parece que la propiedad sobre las ideas es un tema sumamente interesante, y bueno el que tenga 150 años de antigüedad no quiere decir que antes no existía, simplemente creo que habían otros métodos de protección, como hacer una referencia de donde se había sacado la idea, pero este sistema poco a poco fue evolucionando hasta llegar al que tenemos, y creo que aun seguirá evolucionando como todo. Pero no hay que ir al extremo para intentar explicar las cosas, obviamente que si no existiese un sintema de protección de ideas , el mundo no se detendría, pero creo que habría un desincentivo en la creación de estas, pues muchas personas solo crean cosas pensando en el reconociemiento que con ello obtendrán.

    • Gracias por tu comentario Mateo.
      En efecto el tema del recupero de inversiones siempre ha sido la justificación para asignar propiedad exclusiva sobre las ideas. Sin embargo, creo que se pierde de vista un elemento cuando se analiza esto: aunque no exista propiedad exclusiva las personas sí tendrán mecanismos para recuperar sus inversiones. De ahí los ejemplos que coloqué en el post.
      De hecho, es bueno tener en cuenta que las ideas que se encuentran protegidas por titularidades exclusivas no son la mayoría. Es más, contrariamente me arriesgaría a decir que son una clara minoría. La mayor parte de ideas se consideran de dominio público. Pese a ello, los individuos siguen invirtiendo en desarrollar ideas «no protegibles». ¿Por qué? Porque encuentran otras vías distintas a la exclusividad para recuperar su inversión. En efecto, si fuera cierto que el no tener propiedad exclusiva generaría desincentivos a la creación de ideas, las personas solo generarían ideas protegibles. Y eso no sucede en la realidad.
      Para entender esto usemos un ejemplo sencillo: el servicio de «delivery». Esta iniciativa comercial fue creada en algún momento por una persona que invirtió tiempo y esfuerzo en la gestación de esta idea. Sin embargo, esta idea no se encuentra protegida por una titularidad exclusiva. Es por ello que todas en el mercado imitaron esta iniciativa sin tener que pagar nada. ¿Ello quiere decir que nadie volverá a crear iniciativas de este tipo? Claramente no. Si bien este tipo de creaciones no tienen un protección mediante titularidades exclusivas, la recuperación de las inversiones se producirán por otros medios (en el estudio que menciono en el Post se señalan, entre otros, las ventajas competitivas de ser el innovador, de reducir costos, de mantenerse «vigente» en el mercado, etc.).
      Es precisamente por este punto que hacía mi comentario sobre la antigüedad de los derechos intelectuales. Antes no existía una protección de este tipo y las personas no dejaron de inventar y de recuperar sus inversiones.
      Tendemos a pensar que el derecho de propiedad es un derecho ius natural, cuando en realidad solo tiene sentido cuando el bien sobre el cual recae tiene determinadas características. Las ideas claramente no las tienen.
      Contrariamente a lo que señalas, creo que la propiedad intelectual más que reforzarse con el tiempo se irá perdiendo. La tecnología hace virtualmente inviable una protección de este tipo. La internet es una prueba viva de esto.
      Como bien dices este tema es un tema muy interesante y muy discutible.
      Saludos

  2. Gracias por tu comentario Walter.
    Quería precisar que mi opinión es que el concepto de propiedad privada (o titularidad exclusiva) no se aplica a las ideas. Usualmente tenemos una visión ius naturalistas del derecho de propiedad, según el cual la propiedad privada se aplica a cualquier cosa que creemos. Una perspectiva de este tipo creo que es incorrecta.
    La propiedad privada se aplica solo cuando el bien sobre el cual recaerá posee determinadas características. Es por eso que, por ejemplo, incluso la protección de las ideas a través de titularidades exclusivas es limitada. La gran mayoría de las ideas, aún cuando requieran de un esfuerzo para su generación, se consideran bienes públicas (como en el ejemplo que menciono en mi respuesta a un comentario anterior).
    Respecto al ejemplo que colocas sobre los incentivos que tendrán los artistas, discrepo de tu opinión. Si conversas con músicos (sean estos nuevos o ya consolidados), la gran mayoría te dirán que sus ingresos más importantes no vienen de la venta de discos. De hecho, la posibilidad de copiar libremente la música es un elemento que ayuda a posicionarse a los nuevos artistas, quienes pueden ver difundidas sus creaciones con mayor facilidad (de ahí que suelan ser los artistas nuevos quienes apoyan mucho más la distribución gratuita de música). La pregunta que surgirá luego será, ¿y cómo recuperan entonces su inversión? A través de conciertos, que es lo que realmente genera ingresos a los artistas.
    Actualmente la tecnología ha hecho que en términos reales sea inaplicable la propiedad intelectual. Y creo que la realidad nos ha mostrado que no por eso se ha dejado de crear.
    Coincido contigo que es un tema complejo e interesante. Precisamente por eso vale la pena discutirlo.
    Saludos,

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