Atenas, alguna vez la ciudad-estado más importante del orbe, es un campo de batalla entre el gobierno socialista de Papandreou y las demandas de una población ofuscada y contrariada por años de estatismo, asistencialismo y protecciones que -hoy- cobran su factura.

Lejos de lo que algunos analistas pregonan, los problemas de Grecia empiezan hace al menos 30 años, cuando el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico, donde los Papandreou son líderes por antonomasia) pasó a gobernar -salvó en el periodo 2004-2009. El proyecto político, afín a los programas europeos de corte «social-progresista», avanzó las propuestas típicas de la era: reducción en las horas laborales por semana, restricciones a la apertura y cierre de negocios, altos impuestos, alta protección arancelaria, entre otras. El resultado, por supuesto, no podía ser otro. La economía griega es hoy una de alta informalidad (28.6% del PBI), baja productividad (0.27 relativo a EE.UU., la más baja de la Zona Euro), alta corrupción (puesto 78 en el último Índice de Transparencia Internacional, la más alta de la Zona Euro), y un gobierno gigantesco (53% del PBI, cuando el promedio de la zona es 47%), que es tanto ineficiente en proveer de infraestructura y servicios básicos, como incapaz en el manejo de activos diversos (empresas, particularmente).

La situación es, por decir lo menos, dramática. Grecia necesita de un primer paquete de estímulo de 110 billones de euros (entre julio y agosto vencen 16.6 billones de euros). Para ello, los organismos multilaterales han exigido un paquete de austeridad que suma 28 billones de euros en recortes de gastos gubernamentales e incrementos tributarios, así como la venta de 50 billones de activos estatales. Empero, todo ello será infructuoso si los griegos no consiguen en el próximo año un paquete adicional de 100 billones de euros, con lo cual podrían sobrevivir hasta la ejecución del nuevo mecanismo de estabilidad fiscal, a implementarse recién en el 2014. En otras palabras, las probabilidades de un default -cese de pagos- en el ínterin están casi descontadas. El contagio al resto de la zona es, por ello, una probabilidad latente.

Con una economía decreciendo a tasas cercanas al 6%, un desempleo rondando el 16%, déficits fiscales del orden del 12%, bien harían los griegos en revisar su historia y los aportes económico-políticos de Solón, Pisístrato y Clístenes, así como las posteriores defensas de la propiedad privada por parte de Aristóteles (influenciado por Demócrito) frente a la postura totalitaria y comunal de Platón. Haría bien Atenea, diosa de la sabiduría, en darles hoy una manito de capitalismo.

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