Esta semana las noticias recién empezaron el lunes. En primer lugar, la ONU concluyó un reporte sobre la situación de los derechos humanos en Irán.

Por su parte, en Estados Unidos, el conocido comentarista radial conservador Rush Limbaugh cometió un severo error en su programa, al criticar la decisión de Barak Obama de enviar 100 asesores militares a Uganda para combatir al “Lord’s Resistance Army”. En su comentario (que pueden escuchar aquí) Limbaugh criticó que Obama envíe tropas para “eliminar cristianos” que luchan en contra de musulmanes y procedió a leer la lista de principios del LRA, como si se tratase de un grupo legítimo. Como es sabido, sin embargo, el Lord’s Resistance Army es un grupo terrorista sanguinario que tiene en su haber muchísimas masacres, secuestros y actos de tortura, que incluyen incluso el uso de niños soldado. A los pocos minutos, Limbaugh fue concientizado de su error y señaló que recién se enteraba del tema y que claro, todavía debía hacer el “due dilligence” correspondiente, pero que lo que quedaba claro es que los integrantes del LRA se autodefinían como Cristianos.

Al mismo tiempo, también en Estados Unidos, se difundió a través de las redes sociales un video del Candidato Republicano Herman Cain cantando un cover de la canción “Imagine” de John Lennon pero relacionada a las pizzas: “Imagine there’s no pizza” (Cain ha sido CEO de “Godfather Pizza” antes de ser candidato presidencial). Inmediatamente surgió un Trending Topic en Twitter llamado “#HermanCainPizzaJams” dedicado a cambiar títulos de canciones para incluir la palabra pizza en ellos y así burlarse del candidato. Pueden ver los resultados más graciosos aquí y aquí.

En Arabia Saudita, un jugador de fútbol colombiano, entrenado por el ex técnico de Alianza Lima, Gustavo Costas, fue arrestado por mostrar en público un tatuaje con la cara de Jesús.

Por su parte, en Venezuela, el Poder Judicial declaró inejecutable un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenaba al Estado Venezolano habilitar políticamente a un líder opositor para que pueda participar en las elecciones.

En el ámbito local, Lourdes Flores pidió se le otorgue prisión domiciliaria a Alberto Fujimori.

El martes, los medios israelíes mostraban gran cantidad de información referida al regreso de Gilad Shalit a Israel, luego de 5 años como prisionero de la organización terrorista Hamas. Por supuesto, la noticia principal fue el recibimiento de Shalit por parte de Netanyahu y el discurso ofrecido por este último (pueden leer el texto en inglés aquí). Sin embargo, también es digno de mención la reacción de Hamas, que consideró el intercambio como una victoria contra el “enemigo sionista”. El riesgo, por supuesto, es que al mismo tiempo en que la construcción de asentamientos en Cisjordania deslegitima cada vez más al gobierno moderado de Mahmoud Abbas ante los ojos de los palestinos, la repentina liberación de más de 1000 prisioneros palestinos a manos de los radicales de Hamas (y no de al-Fatah, el partido de Abbas), podría generar el convencimiento entre los ciudadanos palestinos de a pie de que son los terroristas los que más han logrado en relación al gobierno de Netanyahu y que el camino de la ONU, de la diplomacia, simplemente no ha funcionado. Por ejemplo, el influyente diario israelí Haaretz dedicó su editorial a este problema.

El Secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, William Hague, publicó un editorial en la edición en inglés de la revista alemana Der Spiegel, proponiendo mayores controles en el manejo internacional de internet.

En Estados Unidos, la actriz Susan Sarandon llamó nazi al Papa Benedicto XVI y, en la India, se acordó que 222 niñas que habían sido llamadas “Indeseada” por sus padres tendrían derecho a cambiarse el nombre.

El miércoles, el Canciller Peruano, Rafael Roncagliolo, calificó de antidemocrática a la ONU y se manifestó en contra de la existencia del derecho de veto en el Consejo de Seguridad. Según dijo, además, Brasil debía formar parte de este órgano.

El jueves, Turquía envío 22 batallones de su ejército al norte de Irak en represalia por un ataque terrorista del grupo terrorista kurdo PKK.

En España, por su parte, ETA anunció el cese definitivo de su lucha armada.

La noticia principal del día, sin embargo, fue la captura y posterior muerte de Mohamar Qadaffi en la mañana del jueves. En las redes sociales circularon desde muy temprano un video de youtube y unas cuantas fotos (advertencia: ¡el material es gráfico y se recomienda discreción! Pueden verlas aquí, aquí, aquí y aquí). Pueden leer un recuento de los hechos relacionados con su muerte aquí.

En cuanto a reacciones, Hugo Chávez llamó mártir a Qadaffi. Berlusconi simplemente dijo «ahora la guerra ya terminó, sic transit gloria mundi». Mitt Romney, dijo que el mundo estaba mejor sin él. Angela Merkel dijo que ahora el camino para un nuevo y pacífico comienzo político en Libia estaba claro. Pueden leer las reacciones aquí.

Entre los círculos vinculados a las relaciones internacionales, hubo dos tipos de respuestas. El primero, de manos del Editor de Foreign Policy, Blake Hounshell, plantea que no está de acuerdo con la forma de su muerte, pero que «no es realista esperar que personas que han sido gobernadas por décadas por un brutal tirano (…) se comporten como demócratas occidentales cuando por fin lo atrapan. Mucho más importante que llegar al fondo de la muerte de Qadaffi es estabilizar el país mismo y armar un gobierno legítimo lo más pronto posible». El segundo, de manos de Human Rights Watch y otras ONGs de Derechos Humanos, plantea que el Consejo Nacional de Transición libio debe investigar las circunstancias de la muerte de Qadaffi para asegurarse que no hubo crímenes de guerra involucrados en su muerte.

Personalmente, me parece que es la segunda opinión la que es la correcta. La sociedad -cualquier sociedad- debe estar por encima de los monstruos que ella crea. Si el CNT libio pretende crear una real democracia en ese país, no puede empezar esta nueva etapa con un posible asesinato y posible un crimen de guerra que no se investiguen y queden impunes. El argumento de que no es realista esperar que los libios traten bien a Qadaffi puede sonar lógico, pero tal como están regulados los Derechos Humanos hoy en día, el mundo ya tomó su decisión hace muchas décadas, opinando que sí tenemos que esperar un trato humanitario hacia el enemigo, incluso uno tan brutal y demente como Qadaffi. De lo contrario, qué impide que, en el futuro, un Estado diga lo mismo: «no es realista esperar que un Estado que se ha visto asediado por años por un grupo terrorista, se comporte como una democracia occidental cuando por fin atrape al líder de estos terroristas». Opinar como lo hace Hounshell, en última instancia, sería el fin de los Derechos Humanos como los conocemos.

El viernes, Israel ofreció paralizar actividades de construcción de asentamientos a cambio de un regreso a las negociaciones con Mahmoud Abbas.

Por su parte, también el viernes, Barak Obama anunció el fin de la Guerra de Irak. Curiosamente, la noticia fue tremendamente opacada por la muerte de Qadaffi. Hace no mucho, ésta habría sido la noticia del año.

Asimismo, murió el heredero a la corona de Arabia Saudita, Sultan bin Abdulaziz al Saud.

En la ONU, el Consejo de Seguridad aprobó una resolución (aún no publicada) condenando al gobierno de Yemen por su actuar en contra de la Primavera Árabe en ese país. Sin embargo, la Resolución ofrece al Presidente Saleh inmunidad a cambio de dejar el poder, una movida que fue criticada por muchos. En respuesta, el sábado se reportaron violentos enfrentamientos entre opositores y fuerzas del ejército en Yemen.

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