Como mencionara en la Parte I de esta serie de artículos, para elaborar esta sección sobre la posición de Israel, he recogido información de tres fuentes oficiales: la Página Oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores Israelí y dos videos publicados por el actual Viceministro de Relaciones Exteriores israelí, Danny Ayalon, en Youtube, que pueden ser vistos aquí y aquí.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la posición aquí reflejada no es la posición de todos y cada uno de los israelíes. La posición aquí reflejada es únicamente la posición que tiene actualmente el gobierno de turno en Israel, tal y cual la ha expresado en foros públicos, y así es como debe ser entendida.

a) La visión general israelí del conflicto:

Como se recordaría, en la Parte I comenté que el proceso de creación de Israel fue largo y complejo y que, entre otros hechos relevantes, podía encontrar sus orígenes en dos documentos importantes: la Declaración de Balfour de 1917 y la Resolución de la Asamblea General No. 181.

Israel interpreta estos dos documentos de la siguiente forma: Luego del fin de la Primera Guerra Mundial, los aliados decidieron disolver el Imperio Otomano, colocando las subdivisiones resultantes en un sistema de Mandato, amparado por la Sociedad de Naciones, según el cual los territorios eran colocados bajo la administración de una potencia. En específico, el Mandato de Palestina, que fue puesto bajo el control del Reino Unido, fue designado por la Declaración de Balfour como el lugar en donde debía crearse el nuevo Estado Judío.

Israel interpreta la Declaración Balfour como una promesa de que todo el Mandato de Palestina constituiría el Estado de Israel y no le da validez alguna ni al Plan de la Comisión Peel de 1937 ni a la Resolución 181 de la ONU de 1947 al no haber sido estos implementados (incluso el segundo por oposición de los propios árabes). Entonces, según la interpretación israelí, al momento en que declaró su Independencia, las fronteras del Estado de Israel abarcaban -en teoría- toda Palestina, desde el Mediterráneo al Mar Muerto.

Así, al final de la Guerra de 1949, Israel lo único que hizo fue aceptar no controlar -temporalmente- las zonas de Cisjordania (o Judea y Samaria, como son llamadas en Israel) y Gaza, por haber quedado fuera de la Línea Verde, que demarcó aquellos lugares en donde se encontraban las tropas de cada bando al final de la Guerra de Independencia.

Ahora bien, como se recordará, durante la Guerra de 1949 Jordania invadió Cisjordania y Egipto invadió Gaza, pero al hacerlo, de acuerdo con la posición israelí, técnicamente no le «quitaron» el territorio a ningún otro Estado, puesto que esas zonas permanecían aún en una situación de Mandato. Por ende, cuando Israel expulsó a los jordanos y egipcios de estas zonas en 1967, no habría, según Israel, una ocupación en estos territorios, sino más bien una controversia por los territorios, sustentada en el hecho de que dos poblaciones -israelíes y palestinos- reclaman el control de las zonas.

Para Israel, por supuesto, su reclamo, sustentado en la Declaración de Balfour, tendría más validez que el reclamo palestino, que no tendría un verdadero sustento legal según Israel, y, por ende, Israel ha procedido a promover el asentamiento de poblaciones israelíes en estos territorios que considera suyos.

Sin embargo, a pesar de que el reclamo palestino no tendría ninguna validez legal, Israel ha decidido de todas formas negociar con las poblaciones palestinas, para acordar la creación de un Estado Palestino en Judea, Samaria y Gaza. Para Israel, sin embargo, el problema es que los palestinos no desean simplemente la creación de un Estado Palestino, sino que, más bien, desean la eliminación de la presencia israelí en Palestina y lograr que toda Palestina (incluyendo lo que hoy es Israel) sea parte de un gran Estado Palestino. Israel, por lo tanto, no confía en las intenciones de su par negociador y ve esta desconfianza retroalimentada por la existencia de los movimientos terroristas palestinos como Hamas y, en un tiempo pasado, la propia OLP.

b) aspectos específicos de la posición israelí

– Fronteras Seguras y Reconocidas

(Para esta sección me he basado tanto en información provista por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel como de este video del Jerusalem Center for Public Affairs)

La idea central de este argumento israelí es como sigue: Cuando luego de la Guerra de los Seis Días, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la ya famosa Resolución 242 disponiendo el cese de las hostilidades, ordenó a Israel retirarse de «territorios» que haya ocupado durante las guerra. Israel, sin embargo, no estaría obligado a retirarse de todos los territorios que ocupó en la Guerra de los Seis Días. El texto en inglés (si bien no todas las traducciones) señala que sólo debe retirarse «de territorios ocupados» y no «de los» o «de todos los territorios». Según Israel, está mención de sólo «territorios» es intencional, y lo fue porque la misma Resolución reconoce el derecho de Israel y Palestina a «vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas» y, para Israel, las fronteras de la Línea Verde simplemente no son seguras.

De acuerdo con la visión israelí, la Línea Verde le ocasiona dos grandes problemas de seguridad: (i) una cintura costera angosta que deja vulnerables a sus centros urbanos más importantes y (ii) le quita la protección natural que le otorga la cuenca del Río Jordán,  que haría que cualquier atacante tenga que avanzar en subida, dándole la ventaja a los defensores (ver el video del JCPA para más detalles).

Entonces, para poder tener fronteras realmente defendibles, Israel reclama el derecho a retener los asentamientos israelíes en Cisjordania como una forma de darle mayor «profundidad estratégica» a su «cintura costera» y también reclama la desmilitarización de cualquier futuro Estado Palestino.

– Refugiados

Un gran punto contencioso en las negociaciones es qué hacer con los refugiados palestinos que se encuentran esparcidos por todo el Medio Oriente luego de la Guerra de Independencia de 1948.

Para Israel, el tema de los refugiados es una propuesta irónica de parte de los palestinos, que por un lado solicitan la creación de «un Estado árabe» y por otro solicitan que el “Estado de los judíos” acepte una gran cantidad de árabes.

Israel sostiene que el problema de los refugiados fue un problema creado por los propios árabes (pues fueron ellos los que invadieron Israel en 1948) y que por ende no es culpa de Israel que existan estos refugiados, cuyas necesidades más bien no han sido atendidas debidamente por las autoridades árabes para poder usar sus problemas en forma de presión política en las negociaciones con Israel.

A fin de cuentas, señala Israel, la idea de que todos los refugiados y sus descendientes tienen derecho a retornar a las zonas de Israel de donde salieron hace más de 60 años en última instancia lo único que hace es disfrazar una propuesta demográfica para destruir al Estado de Israel.

Para Israel, lo que se busca es sobre-poblar al país con árabes, para que el carácter judío de Israel pueda ser lentamente erosionado hasta que se destruya cuando la población árabe -que tiene una mayor tasa de natalidad- constituya la mayoría de la población y vote, en elecciones democráticas, dejar de ser un Estado judío.

– Jerusalén

Técnicamente, Jerusalén quedó dividida en 1949 por la Línea Verde en una porción israelí y otra árabe. Sin embargo, Israel ha pasado ya leyes que declaran que Jerusalén es su capital –completa y unificada.  Israel no aceptará ninguna propuesta que «separe» a Jerusalén de Israel y más bien plantea a la ciudad como una culturalmente diversa, pero políticamente única.

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