Por: Enrique Cavero
Abogado y socio en Hernandez & Cía Abogados

En los últimos días, APDAYC ha estado en la picota del escrutinio público a raíz de una investigación periodística que ha suscitado importante cobertura en los demás medios debido a la cantidad de “carne” noticiosa que ha ido apareciendo en el camino. El Congreso, típicamente, ha reaccionado al ruido de la calle iniciando una investigación. Indecopi, oportunamente, ha planteado una serie de modificaciones a la Ley. La discusión surge porque APDAYC le cobra a todo tipo de personas y establecimientos por el uso de todo tipo de música, desde radioemisoras hasta bodegas, desde mega conciertos hasta bautizos, desde Los Beatles hasta el Grupo Cinco y desde Shakira hasta Andrade y Massé.

Los montos cobrados, para algunos “abusivos”, son ciertamente arbitrarios dado que APDAYC es un monopolio. De otro lado, no hay suficiente transparencia en la forma en que se reparten las regalías entre los supuestos beneficiarios. El reparto debería ser proporcional al uso efectivo de la música, pero coincidentemente resulta que entre los autores más tocados y sonados del país están siempre algunos directivos de APDAYC. A ello se suman una serie de disposiciones de su estatuto que, por un lado, otorgan a un grupo de directivos poder y permanencia prácticamente ilimitados, mientras por otro le restringe a sus asociados algunas facultades elementales, como la de poder transferir sus propios derechos a terceros.

Las “sociedades de gestión colectiva” (SGC) como APDAYC son necesarias para recolectar ciertos tipos de regalías de autor, pues sería imposible que cada autor trate personalmente con cada establecimiento que usa su música y viceversa. Pero, de otro lado, la gestión colectiva de regalías opera en la práctica como un cartel, pues permite la concertación de precios entre los autores, que perjudica a los usuarios de la música. Introducir competencia en el sistema –única solución verdadera- sería posible, pero requiere una reforma estructural.  Para que el sistema funcione se requiere manejar mucha información con exactitud (por ejemplo, quién ha tocado qué tema musical cuántas veces o cuánto cuesta al usuario tocar cada canción cada vez).  Una buena parte del problema actual es que el manejo de información no se ha modernizado y se siguen usando métodos del siglo pasado. En la era de Google y la “big data”, nosotros seguimos pidiendo a los usuarios de APDAYC que llenen planillas manuales, lo que se presta a mucha manipulación e inexactitud. La buena noticia es que un manejo adecuado de ese tipo de información es posible hoy día.  Y por ello es posible diseñar un sistema legal basado en la competencia (real o potencial) entre dos o más SGC tipo APDAYC, que ofrezca mejores ingresos por regalías a los autores, pero que ofrezca a la vez más opciones de calidad y costo a los usuarios de música, de forma que tanto el mercado de música (que consumen los usuarios) como el de servicios de gestión (que consumen los autores) puedan estar equilibrados.  Las medidas propuestas por Indecopi son buenas y contribuyen a resolver ciertos temas inmediatos, pero la diversidad y complejidad de los intereses involucrados requiere de una reforma más profunda y comprensiva. Si el Congreso quiere realmente solucionar problemas, necesita acometer una reforma integral, con esfuerzo y creatividad.  Esta vez, no se la van a poder llevar fácil.

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