Entrevista a Paolo Sosa Villagarcia, politólogo por la PUCP e investigador del IEP, sobre el proyecto de ley para poner fin al transfuguismo en el Congreso.

ED: El proyecto ha sido aprobado por la Comisión de Constitución y debe pasar al Pleno del Congreso en los próximos días. ¿Existen experiencias similares en otros países?

PS: No podría decirte con toda certeza si en la experiencia comparada existe una medida con las características específicas [de este proyecto normativo]. Es difícil encontrar una institución similar en otros países —o que tenga la relevancia que aquí se le da al transfuguismo— porque ella se desprende del sistema de partidos que existe en el Perú actualmente. Sin embargo, en otros contextos de alguna manera más institucionalizados, los partidos tienen mayores ligazones con sus militantes, lo que hace poco probable que se necesite una norma de esta característica.

El transfuguismo es un fenómeno más recurrente, extendido y complicado en el Perú que en otros países: basta ver la composición de las bancadas en el Parlamento al inicio y al final de la legislatura. Como señala el politólogo Jorge Valladares, la renovación del Congreso peruano no ocurre solamente el día de la elección, sino que es constante durante el periodo legislativo debido a la atomización de los partidos y coaliciones que lo componen”. El transfuguismo es una expresión muy fuerte —aunque suene cliché— de cómo funciona el sistema de partidos peruano, sin partidos políticos sólidos.

Los orígenes de este problema no son la ausencia de una regulación, sino características vinculadas al sistema político. Es ahí donde debería estar dirigida la atención.

Durante el proceso electoral, Transparencia presentó una propuesta normativa sobre el transfuguismo, donde planteaba que los congresistas que renunciaran, en lugar de quedarse sin bancada o como independientes (*), podrían pasar a formar un Grupo Único Mixto de todos los parlamentarios que hayan decidido renunciar a sus partidos. ¿Qué otras medidas se han presentado sobre el tema en el Perú?

Si uno mira los antecedentes de esta discusión, una de las primeras personas que se concentró en esta agenda fue Henry Pease. Una de sus propuestas, quizás la más radical, era que los congresistas tránsfugas pierdan la elección y sean sacados del Congreso una vez que renuncian a sus bancadas. Una idea basada en la premisa de que el vínculo entre el congresista electo y su votante está mediado por el partido y, por lo tanto, al romper ese vínculo, se rompe la representación.

Otra solución es una de las propuestas que plantea Transparencia que, como señalas, habla de la creación de un grupo único para los congresistas que deciden ser “independientes”. Esta es una iniciativa interesante porque aparentemente les quita incentivos a las fuerzas políticas en el Congreso que pueden promover la renuncia de un miembro de otra bancada para beneficiarse sumando un voto más. Sin embargo, no termina por resolver el problema de fondo que está más bien centrado en los incentivos que tienen los propios parlamentarios para mantenerse en su bancada, es más, les abre la posibilidad de seguir participando plenamente de la dinámica parlamentaria sin la necesidad de responder a ninguna estructura en la bancada independiente.

La propuesta que ha pasado al pleno está concentrada en otras prerrogativas. La única forma de construir una nueva bancada es cuando se rompe una alianza electoral formalmente establecida. Por otro lado, los congresistas pueden salir, pero no está del todo claro si es que podrán formar bancadas especiales. Esto les prohíbe una dinámica activa en las comisiones, y constituye un desincentivo para muchos congresistas. Un ejemplo es lo que ha pasado con Vilcatoma quien debe ser reemplazada en las comisiones porque ha renunciado a su bancada; en este caso, mientras no la acoja otra bancada permanecerá como una suerte de “paria”.

ED: ¿Qué implicancias podría traer la aprobación de esta propuesta contra el transfuguismo?

PS: Yo considero que los efectos que tendrá esta medida son inciertos, especialmente por la falta de ejemplos concretos sobre este tipo de reformas en términos de política comparada. Y el Congreso tampoco es que cuente hoy en día con información muy precisa sobre los distintos escenarios que podrían suscitarse con la aprobación de la norma, para eso hace falta investigación. La discusión, por ahora, está apelando a criterios más subjetivos, casi en temas de gustos o preferencias, antes que manejando criterios reales sobre qué es lo que se está buscando.

Esto no es novedoso, pasa constantemente con este tipo de reformas en las cuáles lo último que se tiene en consideración son los posibles efectos colaterales de las mismas. Sin evidencia empírica y sin contrastar con otras experiencias similares, es posible que veamos estos efectos colaterales y, peor aún, que al no haber sido previstos generen problemas más grandes de los que intentamos solucionar. Un ejemplo de ello es lo que ocurrió con la apresurada reforma electoral del año pasado, donde se vieron consecuencias y efectos colaterales y contradictorios cuando aparecieron espacios que no habían sido siquiera contemplados o, peor aún, de los que teníamos algunas sospechas gracias a la experiencia de otros países.

Lamentablemente los congresistas no tienen o no quieren ver este tipo de información. Lo que priman son preferencias subjetivas, medidas efectistas con miras a ganarse apoyo en la sociedad, y en muchos casos cálculos políticos por intereses particulares. Por eso me parece paradójico que quienes tienen hoy en sus manos la posibilidad de realizar estos cambios institucionales provengan de una organización política que ha contribuido u originado muchos de los problemas que busca solucionar la norma. Eso me parece contradictorio

ED: Este proyecto busca cambiar las bancadas durante el periodo congresal, pero no un cambio de partidos entre selecciones, tal como ocurrió como Galarreta o Lourdes Alcorta. ¿Qué posibilidades tiene, entonces, esta norma de fortalecer el sistema partidos políticos a largo plazo? ¿O la norma es más un mecanismo de mantener el número de congresistas que cada bancada tiene actualmente?

PS: Exactamente. Esos casos no están contemplados en la norma y te permite comprender cuál es el tenor real del asunto. Tu puedes mantener el número de la bancada, pero no puedes obligar al congresista a votar de una bancada, lo que vas a tener es un grupo de personas -dentro de la bancada- que puedan votar como se les da la gana hasta el punto de postular por otro partido en las elecciones siguientes. Lo que te interesa solucionar solamente es la cuestión de mantener el número de congresistas en una bancada, pero no de fortalecer a sus partidos.

En ese sentido, concuerdo con que la solución para el transfuguismo está en la propia dinámica partidaria y electoral, en tener una candidatura viable y mantener una proyección de mediano plazo. Así se generan los incentivos para que la gente se mantenga en tu grupo. Ese es el problema del fujimorismo, el liderazgo de Keiko Fujimori se ha atenuado y eso pone en cuestionamiento la continuidad del éxito electoral del fujimorismo en el futuro. La continuidad de Fuerza Popular como mayoría en el Parlamento se debe ver, más bien, desde el lado de los incentivos que tienen los políticos, especialmente los independientes que han sido invitados, para mantenerse fieles a su proyecto.


Eso no se cambia con una norma, se cambia cuando los líderes políticos deciden invertir tiempo en el trabajo partidario y en construir una opción viable para las elecciones. Esta es una dinámica costosa y compleja, pero mucho más efectiva en el largo plazo.

Sobre los movimientos regionales, que han elevado su participación en política, pero aún deben negociar con partidos nacionales para el Congreso, pues son estos últimos los que tienen el monopolio de las inscripciones parlamentarias, ¿qué implicancias podría traer este proyecto?

En las últimas elecciones, APRA estuvo vinculado al Fuerza Loretana, del ex gobernador regional Yván Vásquez, a quien postuló al Congreso; estuvo vinculado a Vamos Perú, partido del Callao de Sotomayor. En el caso de Acuña tendió alianzas con Benicio Ríos, de Acuerdo Popular Unificado del Cusco, así como con César Villanueva de Nueva Amazonía en San Martín. Fuerza Popular también se vio forzada a tejer vínculos, aunque de manera individual, con este tipo de políticos. Esta norma puede aumentar la tensión entre los liderazgos regionales y nacionales, porque una de las negociaciones más importantes es entre los congresistas que son de Lima y los que vienen de regiones. Piensa que una de las escisiones del Partido Nacionalista -que le hizo perder la mayoría- fue una renuncia de congresistas regionales. Como está el proyecto que va a discutirse en el pleno, los únicos que podrían separarse en bancadas son los que han constituido una alianza formal.

Reflexiones Finales:

PS: El problema no es que el proyecto haya sido planteado por el fujimorismo. El problema es que se piense que estos problemas se solucionen con una norma específica, como pasó con la prohibición de reelección de autoridades subnacionales. Creo que debe verse esto como una reforma más grande, que requiera de elementos más consensuados. Ahora, estoy de acuerdo con que no podemos esperar toda la vida, pero pensar la reforma en forma de parcelas nos van a generar muchos más problemas de los que quieren solucionar y, en muchos casos, los intereses responden más bien a problemas particulares. Creo que es bastante claro que el interés de Fuerza Popular no es mejorar la dinámica partidaria y la cohesión en el Parlamento, sino mantener su mayoría.


[*] Ello les impediría presentar proyectos de ley por si solos, presidir comisiones o postular a la Junta de Portavoces como vocero de su grupo parlamentario.

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