Por Enzo Rojas, estudiante de Derecho en la PUCP y miembro del programa de desarrollo social KHUSKA
Día a día solemos quejarnos por no tener cosas que creemos que son necesarias hoy en día o por tener problemas en nuestro quehacer diario. Solemos oír a personas quejarse por pasar trayectos relativamente largos para llegar a sus centros de educación o por no tener dinero para ir a algún club o restaurante lujoso. En nuestra burbuja, estos problemas son comunes y tienen cierto sentido, pero ¿qué pasa si decidimos echar un ojo un poco más allá?
A menos de 10 minutos de uno de los distritos con el metro cuadrado más caro de Lima, La Molina, se encuentra el Asentamiento Humano “El Monumental”. Las pistas asfaltadas con calles llenas de restaurantes, bares y distintos tipos de negocios desaparecen para dar pie a una realidad totalmente distinta. Una en la cual las casas están hechas de material noble y los mismos vecinos construyen sus pistas para poder acceder más fácilmente a sus casas.
Al igual que la infraestructura, los problemas diarios también tienden a ser más delicados. Los menores muchas veces no tienen la posibilidad de estudiar; las mujeres, en su mayoría con hijos, discurren en el dilema de seguir cuidándolos en casa o encontrar a alguien que se encargue de ellos y así poder salir a trabajar; los jóvenes difícilmente encuentran un lugar donde laborar; entre otros. Durante mucho tiempo han solicitado ayuda al Estado, a la municipalidad y otras instituciones; sin embargo, los resultados no han sido del todo favorables.
Es en este contexto en que Perú Responsable, un programa del Ministerio de Trabajo creado para combatir la pobreza y luchar por la inclusión social, inicia sus labores dentro de El Monumental. Para esto, busca generar empleo articulando su trabajo con el de empresas a través de la responsabilidad social empresarial. De esta manera, entre otras actividades, Perú Responsable brinda talleres y asesoría legal sobre cómo emprender negocios, a la vez que ofrece oportunidades de inserción laboral para poblaciones en estado de vulnerabilidad, como lo hace con el programa “Atento” dirigido a jóvenes de escasos recursos.
El pasado martes, Khuska tuvo la oportunidad de acompañarlos en una jornada con mujeres y jóvenes, espacio en el que se abordaron temas de derecho de familia y empleabilidad. Dicha jornada se dividió en tres fases: dinámicas, ponencias y, finalmente, asesorías en grupos. Los asistentes se mostraron animados por la jornada y lo demostraron al participar activamente y al brindar su confianza para relatar sus problemáticas.
No hay duda de que las alianzas muchas veces mejoran los resultados. Desde una perspectiva interdisciplinaria, se ha podido atender mejor a las problemáticas del Asentamiento Humano El Monumental. Desde la asesoría de abogados, psicólogos y comunicadores, se están armando talleres ricos en contenido que responden a problemáticas que conciernen a todo tipo de persona, sin importar sexo o edad.
La experiencia fue agotadora, pero muy enriquecedora. El Monumental nos abrió los ojos a una realidad distinta, que incentiva no solo ganas de continuar con el proyecto, sino de replicarlo también en otras comunidades. Se debe ser consciente de que, si esta es la realidad a la vuelta de la esquina, los problemas en aquellos lugares donde el Estado no llega deben ser aún más graves. Es así como uno puede empezar a realizar un cambio desde nuestras posibilidades y con las herramientas que tenemos a nuestro alcance, con el compromiso que tenemos como estudiantes y/o profesionales.