Camila Zuñiga, alumna de la Facultad de Derecho de la PUCP y miembro de la comisión de desarrollo social Khuska.
Se puede legitimar la idea de que los medios de comunicación han ido participando en nuestra sociedad como instrumento de cambios. Sin embargo, afirmar que los medios de comunicación audiovisuales han actuado, con el paso del tiempo, en beneficio de los derechos de las mujeres y en contra de la opresión hacia estas, como pretenden respaldar algunas fuentes, elude la realidad acerca de la complicidad que se tiene con el machismo dentro de la sociedad peruana.
Se intenta asegurar que la representación de la mujer en estos medios no ha legitimado la violencia contra ella en el Perú, sino todo lo contrario. Esto quiere decir que han ayudado a luchar en contra de esta violencia en aras de construir una sociedad donde los dos géneros tengan los mismos derechos. De acuerdo a la posición anteriormente mencionada, Rómulo Franco Temple en su informe Violencia y medios de comunicación afirma lo siguiente:
Los medios de comunicación son probablemente la herramienta educativa más importante para modificar prácticas culturales haciendo inaceptables, y por tanto descalificando, ciertas prácticas violentas previamente aceptadas.
De igual manera, Trinidad Núñez Domínguez sostiene que el maltrato a la mujer existe desde que lo contó la televisión, lo cual hizo que el terrorismo contra las mujeres trascendiera de lo privado hasta el ámbito público (2009). De ese modo, la televisión ha cumplido un papel fundamental, puesto que ha realizado su rol de una manera muy responsable desenmascarando situaciones de gran preocupación nacional. Ellos destacan que en ciertos casos no solo resulta ilícito, sino que es un deber difundir casos de violencia, por ejemplo, para iluminar áreas de violencia que todavía son consideradas aceptables.
Se debe recordar que la violencia doméstica no era violencia. Si se le consideró como un tipo de violencia fue porque los medios de comunicación han contribuido y contribuyen a redefinir los espacios de ésta al resaltar estas formas tradicionales de violencia “normal” como ilegítimas (Temple 2009:37-42). En efecto, se han dado cambios en las últimas décadas con respecto a la violencia contra la mujer gracias a los medios de comunicación audiovisuales, lo cual ha impactado en gran proporción en la vida de ellas, ya que años atrás la violencia que se ejercía contra esta agente era tolerada y vista como una situación común.
Sin embargo, estas propuestas no consideran que dichas manifestaciones de los medios de comunicación audiovisuales que buscan beneficiar la igualdad de género, han cambiado por la cultura machista en la consciencia colectiva de la sociedad peruana moderna. De esta manera, Rita Radl Philipp en su artículo Medios de comunicación y violencia contra las mujeres, elementos de violencia simbólica en el medio televisivo, sostiene que se desprende un tipo de violencia fundamentado en unas definiciones de género verticales que se caracterizan por el ejercicio del poder y de dominio de un género frente a otro en una estructura social concreta, en el cual el modelo cultural y estructural corresponde al androcentrismo en todas sus facetas (2011:156-177).
De acuerdo a esto último, en el razonamiento del androcentrismo, el varón constituye un modelo cultural, el centro de la vida social, económica y demás. Es por ello que los medios al legitimar la visión jerárquica del machismo están educando a los individuos de forma arbitraria con respecto a los valores del grupo que tiene en sus manos el poder excluyendo, los valores de los demás conjuntos sociales. Además, estos medios son muy importantes porque influyen en la vida de las personas al determinar las creencias y normas de la sociedad.
Esta visión retrógrada impide el desarrollo en el respeto de los derechos de la mujer, por eso es víctima de sometimiento. Esto se evidencia en la violencia que se sigue ejerciendo en grandes índices contra ella y en el modo en cómo se presenta de manera pública. Así, estos medios justifican a través de sus titulares la conducta agresiva de los varones, manifiestan que el móvil ha actuado de tal manera por los celos, por la creencia de que la víctima mantenía relaciones con otro hombre, por el rechazo al pedido de mantener una relación, etc.
En base a estas razones, los inculpados alegan como defensa la emoción violenta o momentos de descontrol (Rodríguez 2005:10). Ilustrando esto último, Julio Rodríguez y David Torres en su informe Sobre los perversos argumentos jurídicos de la Sala Penal encargada del caso de Cindy Contreras brindan el testimonio que refleja la justificación de la violencia que ejerció el hombre (Adriano Pozo) porque su pareja (Cindy Contreras) ya no quería mantener una relación con él (2016). Este caso se ve ligado a los medios audiovisuales por el pensamiento machista que se refleja al momento de filtrar estos utilizando a la víctima como aviso publicitario, pero no como una buena declaración, solo muestran detalles escabrosos y la justificación para el accionar del hombre. Esto demuestra que no aportan información, sino que destacan su amarillismo puro.
Otro aspecto que muestran los autores sobre los cambios sociales en favor de eliminar la violencia contra la mujer es la existencia de movimientos y el apoyo que les brindan los medios de comunicación. En nuestro país existen muchas organizaciones feministas entre ellas la más importante es “El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán”. Ellas difunden políticas que estén de acuerdo a criterios de equidad de género y que ampare la seguridad de la mujer peruana frente a situaciones que atenten contra sus vidas.
Es por ello, que ante tantas situaciones de violencia esta organización apoyó la marcha “Ni una menos” con el fin de que se tome mayor importancia a este problema. Esta manifestación, a su vez, fue transmitida públicamente por los medios de comunicación, los cuales presentaron las historias de cada mujer violentada y pedían que se haga justicia con respecto a los agresores. Así, programas de televisión como Canal N y América TV participaron en esta campaña. Este último mencionado fue el que emitió un valeroso mensaje en contra del maltrato a la mujer al presentar a la periodista Verónica Linares en el noticiero “Primera Edición” con el rostro golpeado, como si hubiese sido víctima de violencia con la finalidad de revelar la realidad de muchas mujeres y lograr que éstas denuncien.
No obstante, esta iniciativa no pudo cambiar el pensamiento arraigado y machista presente en nuestra sociedad, lo cual hizo que la violencia contra la mujer se siga ejerciendo. Ilustrando esto, la jefa del Centro de Emergencia de la Mujer (CEM) reveló que, a casi un mes de la masiva movilización, los casos continúan en aumento y lo peor de todo siguen quedando en el manto de la impunidad en la región norteña.
Manifiesta que una prueba de esto dicho es el reporte de 42 nuevos casos denunciados ante el Ministerio de la Mujer, en las 4 semanas siguientes a la movilización, por parte de mujeres que sufrieron de violencia física y psicológica. Por estas razones, según el INEI el Perú sigue siendo el país más machista y abusador de América Latina. Lo más lamentable de la situación es que los medios de comunicación fueron parte de esta marcha solo por ese día, puesto que los siguientes presentaron las noticias de violencia solo con la intención de informar, pero no con el propósito de encontrar soluciones ante este problema.
Inclusive, comenzando este año 2019 ya se ha vislumbrado gracias a las diferentes fuentes que “cinco mujeres han sido asesinadas en los primeros nueve días del año. Y destacan que “la violencia machista es una de las principales problemáticas y amenazas a los derechos humanos en el país” (RPP). Se debe recordar que tan solo el año pasado, es decir en el 2018, según el Ministerio de la Mujer se han registrado más de 140 feminicidios. De esta forma, nos podemos dar cuenta que este sigue siendo un problema latente y aún no se encuentra una solución que pueda aminorar o en el mejor de los casos, erradicar este peligro en nuestra sociedad.
Para poder lograr realmente un cambio, es importante que los medios de comunicación audiovisuales entiendan que los malos tratos contra las mujeres son un delito no un suceso y que el que los realiza es un delincuente. Tal como sostienen Juan Plaza y Carmen Delgado en su libro Género y comunicación el agresor no se ve como un delincuente porque las representaciones mediáticas no se han referido a él con el término que define a quien comete un delito: delincuente (2007: 73-101). Al no presentarlo como un delincuente se le está exonerando de las consecuencias de sus actos, esto quiere decir que el machismo dentro de nuestra sociedad, no está siendo castigado ni refutado. En otras palabras, están legitimando la violencia contra la mujer.
Si bien es cierto que los medios de comunicación y los movimientos feministas del Perú hacen posible que los derechos de la mujer se respeten y no se transgredan, en la vida real, la conservación del machismo en nuestra sociedad dificulta ese deseo de igualdad. Es por esto, que agentes importantes en nuestras vidas como lo son los medios de comunicación audiovisuales deberían romper con estos esquemas y velar por toda la población, no legitimar actos reprochables.
Como afirma Sarah García Silberman, no basta con medir la violencia en los medios a partir del conteo de escenas con crímenes o peleas, sino a partir de cómo recogen los esquemas de intolerancia, exclusión y clasificación del modelo social imperante (1998). Así, mientras que los medios de comunicación no difundan la información de manera objetiva y en busca de una solución, seguiremos enraizados en la cultura patriarcal y no se podrá erradicar la violencia contra la mujer, el cual es un problema que sigue estando latente en nuestra sociedad.
Bibliografía:
GARCÍA, Sarah
1998 Medios de comunicación y violencia. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica
NUÑEZ, Trinidad
2009 “La violencia contra las mujeres y la televisión: una mirada psicosocial”. Observatorios medios de comunicación y sociedad. Madrid, 2009, pp 16-27.
PLAZA, Juan y Carmen DELGADO
2007 Genero y comunicación. Madrid: Editorial Fundamentos.
RADL, Rita
2011 “Medios de comunicación y la violencia contra las mujeres. Elementos de violencia simbólica en el medio televisivo”. Revista Latina de Sociología. La Coruña, 2011, pp. 156-177.
RODRIGUEZ, Julio y David TORRES
2016 Sobre los perversos argumentos jurídicos de la Sala Penal encargada del caso de Cindy Contreras. Lima.
RODRIGUEZ, Miguel
2005 Informe sobre feminicidio en el Perú. Lima.
TEMPLE, Rómulo
2009 “Violencia y medios de comunicación”. Brújula. Lima, número 20, pp. 37-42.
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