Andrey Fernando Chambi, alumno de noveno ciclo de la carrera de Derecho en la PUCP y miembro ordinario de GEOSE

“Yo, en este momento, soy un trabajador. Y un trabajador que está ubicado con conciencia muy definida”. (Victor Jara)

Cuestiones previas

En el presente artículo se realizará un breve análisis entre las canciones de autor y el Derecho del Trabajo. Es importante advertir que “siempre existió trabajo pero no siempre existió derecho laboral porque la categoría de “trabajador” responde a un contexto económico y social del siglo XIX.”(1)

Parto de la premisa de que si el Derecho Laboral no protege o tutela a los trabajadores, no es Derecho Laboral; muy similar al (in)consciente colectivo: “Justicia que tarda, no es justicia”. Es más, “como la necesidad de obtener un empleo es mucho mayor que las probabilidad de encontrarlo”[1] y el trabajador solo dispone de “su energía, en el sentido más amplio, el cual ofrece al empleador a cambio de una retribución”[2], los sujetos de la relación laboral son desiguales, pues uno tiene el poder económico y el otro, no.

Teniendo en cuenta dichas diferencias de poder que refleja una determinada realidad y dada la naturaleza del derecho laboral en la vida humana, muchos artistas – especialmente cantautores – se han manifestado al respecto a través de la canción.

La propuesta musical de Horacio Guaraní

Horacio Guaraní en su canción “Si se calla el cantor”  describe de manera estupenda la función que tiene el cantor con su pueblo – se entiende también el estudiante de derecho – y denuncia su situación política:

“Si se calla el cantor, se quedan solos los humildes gorriones de los diarios/ Los obreros del puerto se persignan, ¿quién habrá de luchar por su salario?”

En 1973, Guaraní evidenció un tema muy sensible y actual en el Derecho Laboral: “La Remuneración Mínima Vital”. Basta leer las diversas aproximaciones e innumerables artículos tanto a favor o en contra de la Remuneración Mínima para contrastar que no es una discusión cerrada.

La propuesta musical de Si se calla el cantor no se limita únicamente a exponer las discusiones actuales, sino que es el reflejo de la sociedad, musicalmente presente en las estructuras sociales y representaciones colectivas.

Los planteamientos sobre lo popular y la revalorización de la identidad se fueron transmitiendo por medio de la canción como un instrumento político y estético: “Solo le pido a dios que el dolor no me sea indiferente/ Que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”[3].

Jorge Cafrune y la voz que demanda un mejor trabajo

La canción de autor expresa las ideas compartidas de los pueblos de América Latina. Gran referente en este punto es Jorge Cafrune, cantautor argentino que, con poncho, sombrero y guitarra, ejecutaba los ritmos populares de campo.

Una de sus canciones cumbres que condensa mejor la visión de sociedad que tenía, matizada por elementos estéticos e ideológicos, es Coplas del Payador Perseguido:

“El que tenga sus reales hace muy bien en cuidarlos/ pero si quiere aumentarlos que a la ley no se haga el sordo/ que en todo puchero gordo los choclos se vuelven malos”

Nótese el contenido actual que vierte este poema hecho canción. Destaca aquí el concepto de ajenidad; es decir, el resultado de la actividad no es para el trabajador, sino para el empleador y, por tanto, “si la riqueza se produce por la conjunción de capital y trabajo, la única justificación ético-jurídica para que el trabajador no tenga su parte en las ganancias es que tampoco las tenga en las pérdidas”[4].

Al mismo tiempo, el autor resalta el esfuerzo del empleador por su trabajo realizado pero advierte que “si quiere aumentarlos que a la ley no se haga el sordo”. En mi opinión, no es otra cosa que el reconocimiento de desigualdad en el vínculo laboral, es decir, rasgos de subordinación y desequilibrio de los sujetos del contrato de trabajo, fenómenos convergentes como la informalidad, huida del derecho del trabajo -de una relación laboral a una prestación de servicios-, e imposición de estándares mínimos legales, también llamados los derechos piso.

Por último, “en todo puchero gordo, los choclos se vuelven malos”. En un inicio, no sabía a qué hacía referencia; sin embargo, al analizar el contexto, llegué a la conclusión de que el puchero gordo representa el dinero y que «los choclos se vuelven malos» representa al dinero mal obtenido del empleador. Es casi como una advertencia de lo que podría suceder al transgredir los preceptos citados.

A modo de resumen entre la canción y el Derecho del Trabajo

Se puede concluir que la canción está en armonía con el Derecho Laboral, ya sea de manera metafórica o explícita, y sus creadores tienen la intención de evidenciar la búsqueda de una mejor demanda sobre las diversas problemáticas con las que se enfrenta el hombre y el trabajo: “La protección contra el despido, la fuerza normativa de los Convenios Colectivo”; y también los estudiantes de Derecho, quienes tenemos una enorme responsabilidad con la sociedad en busca de eliminar las desigualdades y la injusticia.

Bibliografía

  • Ugaz, Mauro. Literatura y Derecho Laboral. LIMA, IUS ET VERITAS 44. Pg, 411.
  • Neves, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Fondo Editorial, 3ra Edición.

[1]Neves, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Fondo Editorial, 3ra Edición. Pg, 10

[2]Íbidem

[3]Canción de Mercedes Sosa y León Gieco – Solo le pido a Dios.

[4] Neves, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Fondo Editorial, 3ra Edición.

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