Por Adolfo Morán, bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú

Primera parte: https://enfoquederecho.com/2019/01/27/te-animas-a-comprar-criptomonedas/

El día 22 de mayo del 2010, Laszlo Hanyecz, un programador y minero de Bitcoin, publicó un post en BitcoiForum en el que ofrecía 10,000 bitcoins por dos pizzas grandes. Varios fueron los interesados en dicha oferta, pero fue Jeremy Sturdivant, bajo el seudónimo de Jercos, quien compró dos pizzas grandes en Papa John’s y se las envió a Laszlo a cambio de los bitcoins ofrecidos. Jeremy hizo el negocio de su vida.

En aquel entonces, esos 10,000 bitcoins equivalían aproximadamente a 30 dólares americanos; sin embargo, hoy (3 de febrero de 2019) equivalen a 34,889,500 millones de dólares americanos. En 2013, cuando 10,000 bitcoins equivalían a casi 6 millones de dólares, The New York Times entrevistó a Laszlo, quien manifestó “en ese entonces los bitcoins no tenían ningún valor, por lo que la idea de cambiarlos por pizzas me parecía increíblemente genial. Nadie sabía que iban a llegar a valer tanto” [1]

Así como Laszlo, muchos de los hodlers[2] actualmente no tienen certeza de lo que pueden llegar a valer sus criptomonedas en un futuro. El 2018 fue un año marcado por la devaluación de todas las criptomonedas principales[3], generando grandes pérdidas a los inversores de criptomonedas.

Ante esta situación de incertidumbre, la mejor opción podría ser esperar hasta que el valor de las criptomonedas aumente nuevamente, recuperar el dinero invertido y, en la medida de lo posible, obtener ganancias; mientras tanto, podría aprovechar para comprar más criptomonedas ahora que sus precios son bajos.

Por el contrario, otros inversores, cansados de haber visto caer el valor de sus activos digitales días tras día, creerán que la mejor opción es vender sus criptomonedas inmediatamente para recuperar algo del dinero invertido. En esta disyuntiva que atraviesan los hodlers últimamente, debido al bear market del mercado de las criptomonedas, están presentes varios sesgos cognitivos.

Dos sesgos cognitivos se enfrentan para que tomes una decisión sobre ¿comprar más (y esperar) o vender? El primero de éstos es el sesgo conocido como Inaction Inertia Effect o sesgo de inacción. Este sesgo es aquel que aparece cuando sentimos que la oportunidad de comprar o de invertir ya pasó, que no volverán a subir los precios y que será poco probable generar ganancias. Este sesgo lo apreciamos constantemente en las decisiones de compras del sector retail, donde los precios de los productos pueden subir o bajar de un día al otro.

Por ejemplo, si vamos a comprar prendas de vestir a una de las grandes tiendas por departamento, seguramente esperaremos encontrar alguna oferta que nos anime a la compra; entonces, si es que nos percatamos que la semana pasada las camisas que queríamos estaban con 20% de descuento y ahora están a precio regular, lo más seguro es que no compremos y esperemos a una próxima oferta u optemos por otras camisas más baratas.

En el caso de las criptomonedas, puede ser que digamos, como Erik Finman, que el Bitcoin o las criptomonedas en general “están muertas en el largo plazo”; por lo tanto, “la oportunidad para hacernos millonarios con criptomonedas, ya pasó”. Si esto es lo que piensa un hodler o inversor de criptomonedas, lo mejor será que ya no invierta en más criptomonedas y, si cree conveniente, venda sus criptomonedas inmediatamente a fin de recuperar al menos algo del dinero invertido.

Sin embargo, usualmente este sesgo es contrarrestado por nuestra ambición de volvernos millonarios y vivir una vida de lujos. El sesgo conocido como FOMO o Fear of Missing Out (en español, “miedo a perderse de algo”) es aquel que contrarresta los efectos conservadores del sesgo de inacción.

El sesgo FOMO se presenta cuando aparece ante nosotros una –aparente- buena oportunidad de inversión, lo que hace que queramos invertir inmediatamente antes de que “perdamos el tren”. Por ejemplo, cuando un amigo que hace redes de mercadeo[4] se nos acerca y nos dice “te comento sobre este nuevo negocio porque eres mi amigo y quiero que aproveches la oportunidad (…), este es el mejor momento para meterte a la red, ya que aún no hay muchas personas, serías uno de los primeros”.

Este sesgo es muy común en las personas que quieren invertir por primera vez en criptomonedas, como en aquellos que ya tienen en su poder estos activos digitales. Especialmente, ahora que nos encontramos en un mercado bajista por bastante tiempo, hay mayor aceptación de las criptomonedas y por los antecedentes de los bitcoins, es probable que en cuestión de días los bitcoins que guardamos se aprecien rápidamente. [5]

Si bien el sesgo FOMO contrarresta al Inaction Inertia Effect, lo suele hacer con la ayuda de otros sesgos que también están presentes: (i) Confirmation bias y (ii) Sunk Cost Fallacy. Estos dos sesgos tienen gran importancia al momento de decidir qué hacer con las criptomonedas que tenemos en nuestro poder.

Como señalamos en la primera entrega, al referirnos del Authority bias y el Overconfidence effect, un inversor poco sofisticado decidirá invertir en criptomonedas valiéndose solo de la información que encuentre en Internet. En ese sentido, posiblemente lo primero que haga un inversor antes de tomar una decisión sobre el futuro de sus criptomonedas será volver a revisar las páginas web y los comentarios de los gurús que consultó cuando decidió comprar criptomonedas por primera vez.

A pesar de que sea un actuar inconsciente, seguramente le dará mayor valor a aquella información que señale que los bitcoins o cualesquiera otras criptomonedas que tenga son una buena inversión[6] por sobre aquella que indique lo contrario[7]. Entonces, estaremos observando el Confirmation bias o sesgo de confirmación en acción, el inversor confirmará que efectivamente ha realizado una buena inversión.

El último sesgo presente que analizaremos es el Sunk Cost Effect o el sesgo de costo hundido. Imaginemos que somos unos de esos inversores con poca suerte que decidieron invertir en bitcoins luego de diciembre de 2017, y posiblemente los hayan comprado a un precio aproximado de 10 mil dólares americanos por bitcoin[8]. Hoy, un bitcoin está aproximadamente 3,500 dólares americanos; es decir, ese hodler ha perdido alrededor del 65% de su inversión.

Sin embargo, a pesar de haber perdido dicha inversión inicial, seguramente se resistirá a vender sus bitcoins, debido al efecto del sesgo de costo hundido. Este sesgo alude a que uno persiste realizando cierta actividad, a pesar de que no le genere ganancias o satisfacciones, por la única razón de que considera que ya ha invertido mucho tiempo o dinero en esa actividad.

De ese modo, alguien que ha invertido 10 mil dólares americanos en bitcoins difícilmente querrá aceptar que ha perdido el 65% de su inversión o 6,500 dólares americanos. Por ello, guardará de manera segura sus bitcoins en su wallet y esperará hasta que considere que ha llegado el momento ideal para vender sus bitcoins a un mejor precio.

Después de haber leído esta segunda entrega, seguramente le quede claro al lector que en toda decisión de inversión, especialmente en el mercado de criptomonedas, estamos sujetos a sesgos cognitivos que condicionan nuestras decisiones. El mercado de las criptomonedas es definitivamente interesante, con alrededor de 10 años de existencia ha ido evolucionando hasta convertirse en un mercado accesible, dinámico y al alcance de cualquiera.

Finalmente, somos conscientes que estamos frente a más sesgos cognitivos que los ocho identificados a lo largo de las dos entregas;[9] sin embargo, espero que los sesgos explicados hayan podido esclarecer los procesos mentales a los que se encuentra inmerso todo hodler o inversor de criptomonedas. Invertir en cualquier mercado, más aún en uno tan volátil como el de criptomonedas, requiere de un análisis técnico detallado y no dejarnos llevar solo por nuestros sesgos.  No todos tendremos la misma suerte que Erik Finman o Jeremy Sturdivant.


Bibliografía:

Publicaciones:

ARKES, Hal R.; Yi-Han KUNG; Laura HUTZEL. (2002). Regret, Valuation and Inaction Inertia. En: Organizational Behavior and Human Decision Processes, Vol 87, No. 2, pp. 371-385.

NICKERSON, Raymond S. (1998). Confirmation Bias: A Ubiquitous Phenomenon in Many Guises. En: Review of General Psychology, Vol 2, No. 2, pp. 175-220

PRZYBYLSKI, Andrew K.; Kou MURAYAMA; Cody R. DEHAAN; Valerie GLADWELL. (2013). Motivational, Emotional and Behavioral Correlates of Fear of Missing Out. En: Computers on Human Behavior, No. 29, pp. 1841-1848

Post de blogs:

HOCHMA, Tomer. The Ultimate List of Cognitive Biases: Why Humans Make Irrational Decisions. Extraído de: https://humanhow.com/en/list-of-cognitive-biases-with-examples/ Visitado el 19 de enero de 2019

OBERSTADT, Patrick. (2017) 6 Psychological Biases you’ll experience when it comes to trading Cryptocurrency. Extraído de https://medium.com/crobox/6-psychological-biases-youll-experience-when-it-comes-to-trading-cryptocurrency-8c7490086774 Visitado el 10 de enero de 2019.

Artículos de prensa:

BILTON, Nick. (2013). Disruptions: Betting on a Coin With No Realm. En: The New York Times. Extraído de: https://bits.blogs.nytimes.com/2013/12/22/disruptions-betting-on-bitcoin/ Visitado el 2 de febrero de 2019

EL FINANCIERO. (2018). El bitcoin es un fraude ‘nunca antes visto en el mundo’: cofundador de PayPal. Extraído de: https://www.elfinanciero.com.mx/tech/el-bitcoin-es-la-mayor-estafa-en-la-historia-cofundador-de-paypal Visitado el 2 de febrero de 2019.

HULLIET, Marie. (2018) Erik Finman, millonario adolescente de Bitcoin proclama que Bitcoin está “muerto” a largo plazo. Extraído de https://es.cointelegraph.com/news/teen-bitcoin-millionaire-erik-finman-proclaims-bitcoin-is-dead-long-term. Visitado el 10 de enero de 2019

PUIGVERT, Mariano. (2016). Conozca La Historia Del Bitcoin Pizza Day Y… ¡Buen Provecho! En: Criptonoticias. Extraído de: https://www.criptonoticias.com/sucesos/conozca-historia-bitcoin-pizza-day-buen-provecho/ Visitado el 2 de febrero de 2019


[1] La traducción es nuestra. Pueden leer la entrevista aquí: https://bits.blogs.nytimes.com/2013/12/22/disruptions-betting-on-bitcoin/

[2] La definición de hodler se encuentra en la primera entrega de este artículo: https://enfoquederecho.com/2019/01/27/te-animas-a-comprar-criptomonedas/

[3] Por ejemplo, el valor de los bitcoins se redujo de 13 mil a 3,800 dólares americanos a lo largo de todo el año (valores aproximados).

[4] No tengo nada contra las redes de mercadeo, creo sinceramente que hay personas que hacen una buena cantidad de dinero en estos esquemas de negocio. Sin embargo, hay que admitir también que se requiere de mucho esfuerzo y dedicación, por eso es que a muchos no les va muy bien y terminan retirándose a los pocos meses.

[5] Todos sabemos que el mercado de las criptomonedas es extremadamente volátil, puedes perder o ganar en cuestión de solo unos pocos días. Por ejemplo, entre inicios y mediados de diciembre de 2017, el bitcoin aumentó su valor en un 100%, pasando de 10 mil a 20 mil dólares americanos (valores aproximados).

[6] Por ejemplo, que John McAfee, gurú de criptomonedas y experto en ciberseguridad, señale que un bitcoin llegará a vale 1 millón de dólares americanos en el año 2020.

[7] Por ejemplo, que Erik Finman, joven cripto-millonario, señale que “el Bitcoin está muerto en el largo plazo” o que el cofundador de PayPal, Bill Harris, piense que Bitcoin es la mayor estafa de la historia.

[8] Solo para aclarar, uno puede comprar menos de un bitcoin, a estos valores menores se les suele denominar satoshis, siendo 1 BTC = 100,000,000 satoshis.

[9] Por ejemplo, podemos considerar también al sesgo de la falacia del apostador (Gambler’s Fallacy o Montecarlo Fallacy) y al sesgo de aversión a la pérdida (Loss Aversion).

2 COMENTARIOS

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