Alessia Lercari, abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú y asociada de Miranda & Amado.
A veces nos olvidamos de algo muy importante: las redes sociales no son gratuitas. Y no me refiero a que se requiera una contraprestación monetaria para utilizarlas. El uso de las redes sociales lo pagamos con nuestra información personal.
Al utilizar redes sociales, entregamos información de todo tipo, no solo nuestros datos de contacto. En el uso proporcionamos información sobre nuestros intereses, perfil demográfico, preferencias de consumo, patrones de comportamiento, inclinaciones políticas, entre muchas otras cosas que podrían ser bastante íntimas o privadas.
La recolección de esta información no solo sirve para personalizar nuestras páginas de inicio para que podamos encontrar las publicaciones o personas que nos gustaría ver. Esta información se utiliza para “teledirigirnos” a contenidos publicitarios que serán de nuestro interés.
¿Te estás yendo de viaje y mágicamente Facebook te lanzó una sugerencia de hospedaje en tu destino? Esto no es una coincidencia ni espionaje. Es el negocio de las redes sociales. Sucede que, en algún momento, googleaste algo como pasajes o actividades en tu destino. Esa información fue recolectada y utilizada para brindarte sugerencias de productos o servicios vinculados.
Las empresas que hacen negocios por internet están súper contentas de publicitar en redes sociales. No solo saben que su contenido va a ser visto por miles de usuarios. Saben también que el algoritmo de dichas redes va a llevar su contenido a las personas interesadas en adquirir sus productos o servicios. Sin duda, en estos tiempos de e-commerce, transformación digital, compras y ventas por internet, la data es un commodity cuyo valor solo va en aumento.
Pero no debemos olvidar que estos también son tiempos de escándalos políticos, ciberataques y desprotección. En este contexto, la pregunta que cae por su propio peso es la siguiente: ¿es legal que las redes sociales hagan negocio con nuestra información?
En el Perú, esto se encuentra permitido, pero siempre que lo autorices. La Ley de Protección de Datos Personales establece que, por regla general, los titulares de la información deben autorizar las finalidades para las que su información personal será utilizada. Por tal motivo, cuando creas una cuenta en una red social, se te exige aceptar políticas de privacidad y/o términos y condiciones del servicio. Toda la explicación de lo que ocurrirá con tu información se encuentra ahí, muchas veces enterrada en páginas de páginas de texto legal.
Este es el esquema que, en términos muy generales, utilizan las redes sociales para hacer negocio. ¿Es conveniente o invasivo? Eso depende de cada uno. Lo importante es que tomemos conciencia del valor de nuestra data y del hecho de que estamos decidiendo entregarla a cambio de publicaciones, tuits y memes.
Como titulares de información sumamente valiosa, tenemos una tarea muy importante. Debemos revisar nuestras políticas de privacidad y confirmar que nos sentimos cómodos con los términos y condiciones de uso de nuestras aplicaciones preferidas. Hay un trabajo de debida diligencia que corresponde a los titulares de la información. No es necesario leer políticas interminables. Hay recursos que explican en términos sencillos lo que ocurrirá con nuestra información.
No esperemos que terceros se encarguen de proteger nuestra información. El uso responsable de nuestra data está en nuestras manos. No hay ley que nos proteja de la irresponsabilidad, o peor aún, del desinterés.