Por Cécile Blouin, Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad de Versailles Saint-Quentin. Especialista en movilidad humana, en especial en derechos humanos y migración. Investigadora en el IDEHPUCP.
- ED: ¿Cuál es la situación de los migrantes venezolanos en el país?
CB: El Perú es el segundo país que acoge a más personas venezolanas en el mundo. Ya son más 820 000 personas venezolanas que viven en territorio peruano. El primer país de acogida es Colombia por razones geográficas y nexos culturales con el país vecino.
De este grupo que está en el país, hay más de 270 000 personas que han solicitado ser reconocidos como refugiados, es decir, han presentado una solicitud ante la comisión especial para refugiados. Eso es una data importante porque el Perú es el país que recibe más solicitantes de refugio. Si bien hay más personas venezolanas en Colombia, ahí no hay tantas solicitudes de refugio como en el Perú, seguidos por Estados Unidos y Brasil.
Justamente el 20 de junio fue el día del refugiado y el ACNUR acaba de sacar un informe sobre tendencias globales donde se puede ver la magnitud del movimiento venezolano y, por tanto, la importancia de tratar este movimiento con sus particularidades.
Además, hay que tener en cuenta que la migración venezolana es una migración sur-sur, es decir, es desde países del sur del continente con el mismo o un nivel un poco más bajo de desarrollo. Es un flujo distinto de migraciones que se van hacia el norte.
- ED: ¿Cuál ha sido la política del Estado peruano hacia esta migración?
CB: Como decía, es una migración sin precedentes. El país nunca había tenido flujos migratorios tan importantes. El flujo venezolano empezó a cambiar este panorama y el estado peruano ha emitido sus respuestas.
Un primer tema que se dio es que se cambio la ley de migraciones. Esto no se generó tanto por el flujo venezolano porque ya había habido un intento de cambiar la normativa un año antes. Sin embargo, en el 2017 se dio un cambio con el Decreto Legislativo N° 1350 y su reglamento. Así, se empezó a tener un marco normativo mucho más amplio, más regulatorio de lo que se conocía con la ley de extranjería.
Entonces, en este marco, lo que se establece en la ley es una serie de calidades migratorias, de hecho, ya se habla de la calidad migratoria humanitaria, pero poco tiene que ver con la visa humanitaria porque busca proteger y dar una permanencia regular en el país a personas que no pueden ser conocidas como refugiadas pero que huyen de algún tipo de desastre natural, situación de violencia, niños y niñas no acompañados.
Además de adoptar esta normativa, lo que pasó en el 2017 frente al flujo de personas venezolanas es que se empezó a adoptar un mecanismo ad hoc especial y específico que es el Permiso Temporal de Permanencia, el PTP. Este busca regularizar a personas que entran en el territorio en fechas determinadas. Este PTP ha tenido 3 fases. De hecho, se determinó que el tercero se aplicaría para personas venezolanas que ingresaran hasta el 31 de diciembre de 2018. No obstante, el estado peruano modificó este PTP y determinó que solo las personas venezolanas que hayan entrado hasta el 31 de octubre podrían optar por el PTP. Este fue un primer cambio porque el PTP fue un mecanismo que fue saludado por diversos organismos internacionales como una puerta que habría el Perú. Ojo que esta puerta siempre fue bastante limitada y temporal, por eso, se llama permiso temporal de permanencia. Esto siempre me llamó la atención porque en la normativa que ya se tenía (este decreto legislativo que te comentaba) había la posibilidad de regularizar a las personas bajo otras calidades mucho más permanentes. Cuando el estado peruano adopta el PTP, tiene una visión a corto plazo. Piensa que son personas que vienen por un corto tiempo, pero sabemos que son personas que vienen por un plan por lo menos a mediano o largo plazo. Además, eso te lo dice la experiencia internacional.
Entonces, se limita el PTP y al mismo tiempo se plantea que las personas venezolanas (que hasta agosto del año pasado podían ingresar con la cédula de identidad, que es el DNI peruano), ya tienen que ingresar con pasaporte. Esto también marca un segundo hito en una política que cada vez va ejerciendo mayor restricción y controles al ingreso de personas venezolanas porque el pasaporte es un documento muy difícil de obtener en Venezuela (costos, problemas de trámite). Asimismo, debemos considerar que, cuando hablamos de agosto del año pasado, estamos ante una población distinta de la del 2017. Es una población menos profesional, que había viajado menos, que no tenía pasaporte.
Bueno, después, desde el 1 de noviembre todas las personas que han ingresado al país no tienen la opción del PTP, es decir, no pueden regularizar su situación porque lo que está previsto normativamente, esa calidad migratoria humanitaria que mencionamos, no se aplica en tanto no existe un reglamento que regule el tema.
Por lo tanto, muchas personas han optado ser reconocidos como refugiados porque eso garantiza su residencia mientras se regularice su situación. Hasta que se defina eso, ellos tienen un carné solicitante, pueden estar en el país y hasta pueden trabajar. Esto en teoría porque sabemos que en la práctica hay muchos más obstáculos.
- ED: ¿Qué es la visa humanitaria?
CB: Hace muy poco, se empezó a aplicar la visa humanitaria. Esta es diferente a la calidad migratoria. Es una visa que se tiene que dar en el exterior o bien el país de origen, Venezuela, Colombia o Ecuador, específicamente en los consulados peruanos de estos países. Para acceder a la visa, primero, tienes que contar con un pasaporte. Entonces, ese es un primer obstáculo por las razones que comenté. Otro tema es el de los antecedentes que son muy difíciles de obtener en Venezuela y, finalmente, una copia de la cédula.
Bueno, la visa humanitaria sí es gratuita, pero sabemos que a nivel práctico es bastante difícil que las personas venezolanas puedan optar por esta. Igual está la visa de turismo, pero esta tiene un costo, por lo que se hace más difícil que opten por esta. Sin embargo, entes de que se aplicara la medida, el 12 de junio, salió una resolución de Superintendencia que establecía excepciones a la visa humanitaria.
Entonces, además de tener una política cada vez con mayor control, hay ambivalencias, contradicciones, lo cual la hace muy compleja. De hecho, existe mucha incertidumbre sobre lo que va a pasar. Lo que plantea la Superintendencia es que ciertos grupos de población venezolana sí van a poder ingresar con su cédula de identidad por algunas razones, como, por ejemplo, las personas adultas mayores, las mujeres embarazadas, mayores de edad en situaciones de extrema vulnerabilidad, personas que buscan reunificarse.
Cabe indicar que, en la práctica, hay algunas dificultades para poder demostrar que estás haciendo un procedimiento de reagrupación familiar. El Estado estaba exigiendo que el familiar en cuestión tenga carné de extranjería con residencia, lo cual es bastante complejo.
- ED: ¿Los fundamentos para solicitar la visa humanitaria son viables o discriminatorios?
CB: Hay varios supuestos equivocados en la respuesta que ha dado el estado peruano sobre la visa humanitaria. El primer error es creer que con una visa vamos a detener los flujos. Eso no pasa en Europa tampoco en Estados Unidos, es decir, los motivos que hacen que las personas salgan de sus países no han desaparecido. Hasta que eso no desaparezca las personas van a seguir buscando refugio. De hecho, en las últimas noticias, hubo un nuevo naufragio en la ruta de Trinidad y Tobago de personas que arriesgan su vida por huir de Venezuela. Entonces, el primer error es pensar que con una visa se van a evitar los flujos cuando no se trabaja sobre causas estructurales.
El segundo es creer que imponiendo una visa vamos a tener un mayor control. Va a pasar todo lo contrario porque las personas que no pueden cumplir con esta visa van a estar tentadas y obligadas a usar rutas irregulares. Y sabemos que, en Perú, por las características de sus fronteras eso es muy posible y fácil. Esto se presta para que se creen nuevas rutas y muy peligrosas donde puede haber casos de tráfico, trata, corrupción, distintas vulneraciones de derechos, etc. Eso vas creando y no generas mayor control en el Estado porque no sabes quién ha ingresado a su territorio.
El tercer error está relacionado a que la visa humanitaria se sustenta en dar tranquilidad a la población nacional. Decirles “tranquilícense, ahora vamos a poner el pare y no vamos a dejar entrar a más personas” es un error porque es una estrategia comunicativa muy dañina a mediano y largo plazo en la población. Genera que se asocie de manera casi inmediata personas venezolanas con peligro.
Cuando se adopta una visa humanitaria el mismo día que expulsas a un grupo de venezolanos con la ayuda de la policía nacional, estás lanzando un mensaje. Eso es un problema porque genera que la población asocie estas características de inseguridad y delincuencia a una nacionalidad cuando eso no tiene ningún tipo de respaldo ni sustento teórico y genera por lo tanto mayor xenofobia, mayor rechazo y dificultades de las que ya tiene la población venezolana con la que ya estamos conviviendo. Es muy problemática esta visa.
Fuente de imagen: El Comercio.