Por José Tam, socio cooordinador del área de litigios y arbitraje y del área de inversiones asiáticas en Rodrigo, Elías y Medrano Abogados.

  1. La relación entre Perú y la República Popular China

Desde Occidente siempre hemos observado a la República Popular China (en adelante, China) como una sociedad compleja y alejada geográfica y culturalmente. Sin embargo, lo dicho no se aplica al Perú, como podremos apreciar en los párrafos siguientes.

Solemos pensar que el primer contacto importante entre China y Perú se produjo en 1849, con la llegada de los primeros ciudadanos chinos al Perú en una situación de aparente libertad que ocultaba condiciones de semi esclavitud.

Sin embargo, mucho antes ya se registraban relaciones comerciales entre ambos países: en el siglo XVl, en la época del Virreinato, barcos españoles transportaban minerales provenientes de Perú y México (plata fundamentalmente) hacia las costas de Manila (Filipinas) también dominada por España. En ese lugar, los comerciantes chinos aguardaban ávidos la llegada de estos productos venidos del continente americano y, además de comprarlos, vendían su mercadería (principalmente seda y porcelana). Como podemos observar, resulta curioso que el patrón de intercambio comercial iniciado en el siglo XVI entre Perú y China sigue siendo el mismo. Por un lado, China adquiriendo materias primas; por el otro, Perú comprando sus productos con valor agregado.

A pesar de los malos tratos que recibieron tras arribar a las costas peruanas, los ciudadanos chinos adoptaron a nuestro país como propio. Ello dio lugar a uno de los procesos de mestizaje y de integración racial y cultural más importantes de la región.

  1. Principales instrumentos comerciales y diplomáticos entre Perú y China

Las relaciones diplomáticas entre Perú y China se establecieron en 1971, sin perjuicio de la gran relación cultural que ya mantenían ambos países como consecuencia de la migración a la que nos hemos referidos.

Desde 1971 a la fecha se han suscrito entre Perú y China múltiples instrumentos de cooperación. Tal como lo afirman Novak y Namihas[1]

El inicio de las relaciones con China obedeció al objetivo de la política exterior peruana de ese entonces, buscar nuevos mercados para los productos no tradicionales peruanos, lo que en el caso de china estuvo representado principalmente por la harina de pescado”.

En este sentido, se puede afirmar que la suscripción el Tratado de Libre de Comercio[2] en el 2009 es un hito fundamental en la relación comercial entre ambos países, pues convirtió a China en nuestro principal socio comercial y principal destino de nuestras exportaciones.

Luego, en el año 2013 suscribimos un acuerdo de Asociación Estratégica Integral[3]. Para entender la importancia de dicho acuerdo, Ramón – Berjano, Malena y Velloso nos explican lo siguiente:

Existen una serie de términos a partir de los cuales la diplomacia china define los distintos status de asociación que caracterizan su política exterior. Ellos establecen la existencia de cuatro centrales: “socio”, “cooperativo”, “estratégico” e “integral”, y otros siete que se podrían considerar secundarios; “amistoso”, “importante”, “tradicional”, “de beneficio mutuo”, “multidimensional”, “de todo tiempo” y “de colaboración[4].

Como se puede apreciar, para la cultura diplomática china la suscripción de una Asociación Estratégica Integral coloca a nuestro país en una situación extraordinaria en cuanto a nuestra creciente relación con China.

A fines de 2019, el Gobierno del Perú suscribió el memorándum de entendimiento para su incorporación a la iniciativa china de “La Franja y la Ruta”, ambicioso proyecto de conectividad e integración lanzado por China en 2013.

  1. China y el mundo

Tomaremos como punto de partida el año 1978, cuando de la mano de Den Xiaoping (en adelante, Deng), China comienza su proceso de apertura económica al mundo, manteniendo su autonomía política. Sobre esto último, una de las frases más representativas de Deng sobre la reforma económica fue «no importa que el gato sea blanco o negro, mientras pueda cazar ratones, es un buen gato[5]» (不管白猫、黑猫,会捉老鼠就是好猫). Dicho de otro modo, no importa qué sistema político o económico sea el correcto, mientras pueda generar recursos, aquel es un buen sistema.

Como se ha podido comprobar en el tiempo, el pragmatismo que adoptó Deng[6] fue la clave de un crecimiento nunca antes visto en la historia de la economía mundial. Durante los últimos cuarenta (40) años, China creció a una tasa media anual del 10% y se posicionó como la segunda potencia del mundo con miras a ser la primera en el futuro[7].

Tal como lo afirma Henry Kissinger[8]:

La actitud de Deng era de la persona que creía que ambos estábamos allí para solucionar las cuestiones de nuestros respectivos países y éramos bastante adultos para limar los puntos de fricción sin tomárnoslo personalmente (…) Deng destacaba la necesidad de aflojar los limites ideológicos y animaba a que cada cual reflexione por si mismo”.

Adiferencia de los Estados Unidos, la política exterior de China se ha manejado en este pragmatismo, sin pretender imponer su sistema político, ideología o visión del mundo a los países con los que se relaciona diplomáticamente, comercial o en los que invierte.

Hoy, somos testigos de una China entusiasta promotora del libre comercio entre países. Mientras que, en el caso de algunas potencias occidentales, estas han virado a políticas económicas de tinte proteccionista.

  1. La Ley de Inversión Extranjera de la República Popular de China

Es en este contexto que en marzo de 2019, tras cumplirse 4 décadas del inicio de las reformas económicas de Deng, la Asamblea Popular Nacional de China aprobó la Ley de Inversión extranjera (en adelante, Ley de Inversión), la cual entró en vigencia el 1 de enero del presente año y sería el único texto para el tratamiento de las inversiones extranjeras en China. De esta manera, la Ley de Inversión derogó las tres (3) principales leyes que regulaban las inversiones extranjeras en China: la Ley de Empresas con Financiamiento extranjero, la Ley de Empresas de Capital mixto y la Ley de Empresas Cooperativas China (extranjeras).

Cabe precisar que la promulgación de la Ley de Inversión China reafirma un mensaje de estabilidad sobre las futuras normas que se emitan en la materia, pues a través de ella se marcan las pautas esenciales que deberán seguir los diversos ministerios al momento de regular alguna norma específica relativa a inversiones.

De esta manera, China invita al mundo a invertir en su territorio, garantizándoles seguridad y estabilidad.

Mencionaremos a continuación algunos aspectos importantes de la Ley de Inversión:

  • La Ley de Inversión soluciona uno de los principales problemas –en la práctica– de los inversionistas extranjeros en China, que era la dificultad de repatriar las utilidades obtenidas por sus empresas en China. Esto se debe a la incompatibilidad que se generaba entre el anterior bloque de normas referidos a inversiones extranjeras en china y las leyes que cada provincia establecía concerniente a los topes máximos de transferencias de fondos hacia el exterior. En este sentido, de acuerdo al artículo veintiuno (21) de la Ley de Inversión, todo inversionista podrá transferir libremente sus aportes de capital, utilidades de origen extranjero, utilidades de capital, tarifas de uso por derechos de propiedad intelectual sea en Renminbi o al tipo de cambio regulado por el Banco Central Chino.
  • Antes de la Ley de Inversión, múltiples entidades gubernamentales chinas (normalmente municipios locales) prometían a los inversionistas extranjeros un trato preferencial con el objetivo de renegociar los términos y condiciones de sus contratos luego de un cambio en la dirección en cada entidad. No obstante, según el artículo veinticinco (25) de la mencionada ley, se exhorta tácitamente a los gobiernos locales y a los organismos gubernamentales a ejecutar todas y cada una de sus obligaciones celebradas con algún inversionista extranjero. En caso contrario, este último podrá solicitar la indemnización respectiva.
  • Por último, conforme al artículo diecisiete (17) de la Ley de Inversión, se establece la posibilidad que las sociedades de inversión extranjera puedan recaudar fondos a través de diversos instrumentos financieros, como por ejemplo, la emisión pública de acciones, bonos corporativos, entre otros.

En conclusión, la Ley de Inversión abre más a China desde el punto de vista económico, poniendo fin a esta primera etapa de apertura que ha durado cuatro décadas. La pregunta desde el Perú es si, como país, queremos seguir manteniendo el patrón de exportación de productos tradicionales e importación de productos con valor agregado o si, por el contrario, aprovecharemos al máximo nuestros instrumentos comerciales y diplomáticos con China para diversificar nuestras exportaciones, recibir tecnología y, por qué no, llevar nuestras inversiones al gigante asiático.


[1] Extraído de: https://spda.org.pe/?wpfb_dl=3311

[2] Extraído de: http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Tratados_Internacionales/C-10720170120.pdf

[3] Extraído de: http://www.rree.gob.pe/Noticias/Paginas/FL-0134-14.aspx

[4] Extraído de: https://chinaenamericalatina.info/wp-content/uploads/2016/09/China-Argentina-y-AL.pdf

[5] De acuerdo a la Tercera asamblea de la Liga de la juventud comunistas desarrollada el 7 de julio de 1962.

[6] Extraído de: https://www.nytimes.com/2011/05/10/books/on-china-by-henry-kissinger-review.html

[7] Extraído de: http://pubdocs.worldbank.org/en/934911517472447837/Reflections-on-40-years-of-reforms-final.pdf

[8] Henry Kissinger – On China, Editorial Penguin Press, 2011. Versión digital – Kindle – Location 5836.

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