Especial Derecho Literatura y Poesía | Sátira constitucional peruana

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Por Hans Cuadros, abogado por la PUCP, magíster en Antropología, director del Departamento Académico de Derecho en la Universidad Científica del Sur y profesor de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Tacna.

Nota de Felipe Pardo y Aliaga: Este pequeño poema, con la advertencia que le precede, fue  publicado en 1859, como número 3o de El espejo de mi tierra; pero por ser una composición poética,  me ha parecido preferible colocarla en este lugar. Los lectores que hayan leído la primera edición,  conocerán que la presente está aumentada en algunas octavas.

TÍTULO I
RELIGIÓN
La Católica Romana
La profesa el Estado y la protege:
Pero sin que su egida soberana
Pueda arredrar al más cobarde hereje.
Que se difunda ono la fe cristiana,
Que la Imprenta la ensalce o la moteje,
Eso al Estado no dará quebranto:
La oficial protección no alcanza a tanto.

Lo extra-oficial: audaces mozalbetes
Que festejan cual farsas de histriones,
Con guiñadas y dimes y diretes
De la Iglesia las clásicas funciones.
Repiques, tamboriles y cohetes,
Chirimías, buñuelos, camarones,
Y en pueblo de Indios, quiere nuestra dicha,
Que el culto nade en piélagos de chicha.

TÍTULO II
SOBERANÍA

Goce atributivo
Del pueblo, quien divide en tres poderes
Que son Legislativo, Ejecutivo,
Y Judicial, sus altos procederes.
A cada poder de estos, decisivo,
El código señala sus quehaceres,
Mandándoles obrar con tal recato,
Que no saquen jamás los pies del plato.
Por lo cual, el Poder Legislativo
A más de dictar leyes, no rehúsa
Meter la hoz en miel ajena altivo,
Sin más rubor que la autocracia rusa;
Y si ve que al Poder Ejecutivo
No le hace gracia la invasión, lo acusa
Porque dijo entre dientes, «¡Voto al chápiro!»
De infractor de la carta y de gaznápiro.

Mientras el Legislativo no se atasca
En ejercer sin límites su imperio,
Mudo el Ejecutivo el freno tasca,
Hecho blanco de torpe vituperio;
Hasta que al fin conjura la borrasca
Con una Legación o un Ministerio,
O algún otro agasajo misterioso,
Mas nutritivo y menos bullicioso.
Pero llegada la hora del receso,
Toma a su antojo, ufano, la revancha.
Y como en el pensil, choto travieso,
Trisca en la esfera del poder, más ancha:
La ley que le cuadró, tiene por eso,
Puntual ejecución; brilla sin mancha:

La que no, con su cúmplase pomposo,
Yace empolvada en eternal reposo.
No en parte, pues, que en Lodo es soberano
Cada uno de los dos, reinando alterno:
El uno en el Otoño y el Verano,
El otro en Primavera y en Invierno;
Y al Judicial que nunca mete mano,
Aunque poder se llama, en el Gobierno,
Solo aplicar atáñele obediente,
La cataplasma a la Nación paciente.

TÍTULO III
GOBIERNO
Democrático electivo,
Fundado en la unidad, republicano,
Temporal, responsable, alternativo,
Emanación del Pueblo Soberano;
Y en final resultado es lo efectivo
De este calificar pomposo y vano,
Que el Gobierno de intriga o fuerza emana,
Y hace después cuanto le da la gana.

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